Capítulo 0.8

22.2K 4K 476
                                    

Primeros cinco años de Bae.

Aunque no lo admitiera, me sentía agotado. Cada día, la energía de mi cuerpo se iba apagando.

No quise profundizar sobre cual era la razón, pero incluso mi amigo Jimin, sabía que aquel desgaste de energía había iniciado desde que Bae había creado aquellos copos de nieve.

Pese a que desde ese día no lo había vuelto a hacer por temor, la extraña marca dentro de mi cuerpo que había dejado no desaparecía. No la podía tocar, no la podía ver, pero si la podía sentir.

No tenia idea de como describir la sensación, o del como era, solo sabía que estaba ahí, dentro de mi.

Debilitándome, o matándome, tal vez.

Yo sabía que en algún momento iba a morir, pero planeaba desaparecer cuando Bae fuera lo suficientemente independiente para hacer su propia vida, pero incluso así, sabía que nunca dejaría de preocuparme por el.

No podía morir ahora. No debía. Por Bae, por...

-¡Papá!, ¡quiedo volar!.

Mi mirada bajo del cielo, observando a mi hijo, quien con un puchero triste, agitaba sus alas tricolor.

Blancas, doradas, y azules.

Una extraña combinación que no había visto nunca en ningún otro ángel, u arcángel. Solo esperaba que no fuese nada malo. Aunque si las analizaba con profundidad, lo mas probable era que en unos cuantos meses, las plumas doradas y blancas caerían, y las plumas color añil reinarían.

No sabia como sentirme respecto a eso, aquel color había sido lo único que había visto por ultima vez de aquel Arcángel que le regalo lo mas preciado que tenía ahora.

-Enséñame a volar muy alto, Paehyung. Quiero volar como las aguilas.- Refunfuñó abrazando mi pierna, fingiendo sollozos tristes.-... Ellas se ríen de mi por que nunca las alcanzo.- Confesó, sacando su lengua a una enorme águila que se dejo caer en una rama de uno de los frondoso árboles que nos cubrían.

Habían pasado tres años desde que descubrí que Bae podía hablar con animales, y aun no me acostumbraba a ello.

-Es peligroso, cariño, yo no tengo alas como tu para sostenerte.- Susurre con pesar. Me dolía ver la añoranza en los ojos de mi niño cada vez que miraba a las aves volar sobre nuestras cabezas, e inconscientemente, movía sus alas con anhelo. Lo mas que le había enseñado, era elevarse unas centímetros sobre el suelo, donde podría sostenerlo si caía.

Si por mi fuera, le habría enseñado desde hace tiempo como volar con una altura elevada, pero temía que si lo hacía, Bae podría caer y yo no podría sostenerlo desde los cielos.

-¿Por que tengo alas y tu no?.- Pregunto cerrando los ojos, concentrándose en mover sus alas y elevarse hasta mi altura. Tome sus manos antes de que ascendiera más.

-Por que tu otro papá tiene alas que has heredado, cariño.- Sonreí con tristeza, rara solíamos hablar sobre aquel Arcángel, y cuando lo hacíamos, Bae no preguntaba mucho, parecía notar el dolor que sentía y lo entendía.

-¿Entonces por qué no esta aquí con nosotros?.- Puchereo, sus manos tratando de safarse de las mías. Queriendo volar, alto, muy alto. Un instinto de todo aquel ser que tuviera alas desde nacimiento. Y que por mi miedo, le estaba negando.

-Deja de querer que te suelte, Bae, es peligro volar muy alto, ya te lo he dicho.- Regañe con suavidad, soltando sus manos y tomándolo de su espalda para bajarlo.

-¡Paehyung!, ¡Quiedo volar!.- Lloriqueo, sacudiendo sus manos para que lo soltase.

Abrazándolo por la rechoncha cintura utilice toda mi fuerza que tenía para bajarlo al piso, cuando Bae se ponía terco, los nervios me llenaban y el miedo de que lograse safarse e irse me carcomía.

-Vamos, Bae, haré chocolate y pan, en otro momento practicaremos.- Trate de persuadir, mi corazón dolía, ¿como negarle el instinto de volar a un ángel?. Me sentía un monstruo.

Miedo. Cuanto odiaba el jodido miedo.

Las manitas de Bae cayeron a mi pecho, las sentí calientes, mas no le tome importancia, cuando logre que bajara unos centímetros y pensando que Bae había entendido, entonces lo sentí.

Aquella marca dentro de mi, palpitante, ardiendo.

Mas específicamente, mi pecho ardiendo. Inevitablemente grité de dolor, mis ojos se llenaron de lágrimas al instante, el sufrimiento no me dejaba pensar con claridad y solté a mi niño.

-¡AHH!.- Volví a gritar, el pecho me quemaba, me ardía. El dolor era enorme para mi sistema, para mi cuerpo y baje la mirada, fuego azul se cernía a mi ropa, haciendo sufrir. Me estaba quemando.

-¿Papi?, ¡Paehyung!, ¡no quise haced eso!, ¡papá!.- Los sollozos de mi hijo me lastimaban aun mas.

No podía pensar con claridad. El sentimiento era similar al hielo que me había hecho desmayar, pero había algo diferente. Aun así, el dolor era el mismo, solo que mas potente.

Fue ahí, tirado sobre el pasto con mi hijo llorando, y el dolor recorriendo cada una de mis células, con aquella marca de igual forma, ardiendo sin piedad, fue que entendí, que un humano inservible como yo, no podía ser capaz de cuidar de un niño como Bae, un niño que tenía sangre angelical y que era descendencia de un poderoso Arcángel de hermosas alas color añil.

Me jure a mi mismo, mientras una vez mas, la inconsciencia llegaba, que si despertaba de este monstruoso dolor, lo buscaría, me costara lo que costará y lo encontraría, dejando de lado mi corazón roto y sentimientos dañados.

Me lo prometí, sintiendo las manos de mi hijo acariciando mi cabello, y entonces dormí.

El Corazón del Arcángel [KOOKV] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora