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Quinta razón.
❝¡Tu pelo!: Todavía no me cabe en la cabeza como es que cuidas tan bien tu cabello. Es oscuro pero brilloso, tan lacio y seguramente muy suave. Cada vez que tengo oportunidad de tocarlo, lo hago. Sinceramente me gustaría pasar acariciándolo por horas.❞
Los dedos de Yoo tamborilean sobre el escritorio mientras un nerviosismo crece en ella. Siente que la quinta razón no es tan buena como el resto, y es que simplemente no puede concentrarse. Guardó la carta en el bolsillo de su abrigo junto con la anterior, cosa que no pasó desapercibida para alguien.
Tzuyu le devolvió su cuaderno a primer hora, y cuando lo revisó las cartas que se suponía había guardado dentro de este no estaban. La menor de ambas dijo no haber visto nada, y eso confundió aun más a la castaña. Estaba hecha un caos.
Pero lo que Jeongyeon no sabía, es que Nayeon estaba metida en ese lio.
—Tzu, gracias por encubrirme.
—No fue nada, supongo. Aunque no me gusta mentirle a Jeongyeon unnie, parecía desesperada— recordó la menor— no sé a que quieres llegar con todo esto, unnie, aunque me da igual.
—Tome las cartas y las puse en el bolso de Minari, luego las verá y querrá saber quien escribió eso— respondió la más baja con simpleza.
Nayeon era peligrosa, y ahora que tenía una complice estaba más que preparada para la misión Jeongmi.
