La presencia de los aliados se ha ido así como el cambio de estación, el tiempo ha pasado y junto con él, los recuerdos que ya debieron ser olvidados siguen ahí, más vivos que nunca. Sin embargo, ¿saldrán así esta vez o es que ahora las fuerzas del...
Su mirada lo decía todo, ella nunca había estado en una tienda así. Sus pupilas reflejaban la vida llena de carencias que padeció todos estos años que no estuve acompañándola. Siento un gran remordimiento a pesar de haberla encontrado, debí buscarla, ¿cómo pude creer que se había ido para siempre? Sigo sintiéndome culpable por no rescatarla antes.
—¿Y Celes?—preguntó saliendo del vestidor, entonces pude verla luciendo aquel vestido rojo.
—Fue a ver la sección de allá—señalé ese otro extremo de dicha tienda que aún no explorábamos. Violeta caminó unos pasos hacia el espejo, intentó sonreír al verse pues seguramente continuaban esos pensamientos negativos—. Estás hermosa, Vilu—le sonreí colocándome junto a ella.
—¿Tú crees? ¿No enseña mucho?—interrogó haciendo referencia a sus hombros descubiertos con timidez.
—¿A ti te gusta?—inquirí, puesto que quería conocer ciertos gustos suyos. Apenas llevábamos poco más de un año, el cual pasó casi aislada, y aquello sólo aumentó mis deseos de conocerla.
—Me encanta—admitió sonriendo, ¿acaso creía que le quedaba mal? Estaba perfecta. Incluso cuando estuvo internada lucía así, aunque verla sonreír le da ese detalle o toque único.
—Entonces nos lo llevamos, luces preciosa con eso—cualquier persona que la viera ahora estaría segura y no le cabría duda alguna.
—Lo dices porque eres mi mamá—garantizó mirándome, suena lindo oírla llamarme así. Recuerdo cuánto me emocioné la primera vez, y no le dije que pensaba que jamás me llamaría de esa forma.
—No, lo digo porque hago lindos bebés—afirmé abrazándola frente al espejo. Sentirla cerca daba una sensación especial, Violeta entregaba calidez y paz sin saberlo tal vez.
—Pero no soy una bebé—rió apoyándose en mí.
—Para mí sí—aseguré besando su frente, gesto que debió hacerla sentir mejor consigo misma, ya que que asintió sonriente.
Era lo que quería, darle ese amor que durante años no le di. Espero haber llegado a tiempo y poder si quiera hacer cicatrizar sus heridas.
—Estás bellísima, vas a llevártelo, ¿verdad?—Violeta guardó silencio unos segundos, Celeste la abrazó por detrás haciendo todavía más linda aquella imagene que se reflejaba en el vidrio.
—¿Debería?—dudó volviendo a observarse.
—Sí, obvio—afianzó Celes, abrazándola con fuerza. Sé que ambas han dejado de ser unas niñas hace mucho, no obstante, sigo viéndolas así.
Celeste cambió bastante desde que llegó Vilu, creo que tener a alguien consigo la ayudó muchísimo. Tiene una persona en quien confiar, y aunque comprendo lo difícil que es superar su pasado, me tranquiliza que haya encontrado esa hermosa y amiga que estará cuando la necesite.
—Voy a pagarlo, ¿de acuerdo?—consulté, Violeta asintió. Continuaba mostrándose tímida cada vez que quería pedirme algo.
—Andá, te esperamos—sonrió Celeste, llevaba suelta aquella cabellera que perdió años atrás luchando. Ha vuelto a crecer, sin embargo, su autoestima sigue siendo baja.
Caminé hasta donde se encontraba la señorita atendiendo a los clientes, detrás de una caja registradora. No tendría que esperar tanto pues sólo tres personas hablaban con ella y después seguiría yo.
No pude evitar ver a mis hijas desde mi lugar, y pensar que creí que nunca estarían juntas. Luces hermosas ambas.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.