Capítulo 8

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Domingo 27 de octubre de 1999

11:20am.

 Conduje durante toda la noche hasta llegar al parque estatal, al llegar ahí bajé de mi auto con flores y bocadillos en mano y mochila en la espalda. Camine por 30 min hasta llegar al final del parque, un olor potente y nauseabundo inundo mis fosas nasales y comencé a toser, en el frente de unas grandes rocas pude ver una nota mohosa con mi nombre:


"Aquí, querido Leo"


Me acerqué y divisé un cadáver en plena descomposición, caí de espaldas al suelo. Eva, era Eva, mi Eva, con cientos de cortadas en el cuerpo, mi desesperación creció y el aire comenzó a faltarme, mis ojos buscaban al asesino, tomé mi mochila y busqué algo con que defenderme, pero en el proceso me encontré con las cartas, crayones y un cuchillo que parecía tener sangre seca. Mi cuerpo temblaba, al no haber consumido nada por casi dos días mi cuerpo estaba pasando por un proceso de sobriedad terrible.


Como pude me hice con mi vicio y me inyecté, lo hice mal y me hice daño, daba igual, el líquido estaba en mí, toqué los crayones y comprobé que eran los mismos de la carta de Tommy, comprobé las demás cartas y encontré mis letras en ellas, el cuchillo era mío, tenía mis iniciales, L.F, entonces la droga toco un punto de mi ser que me hizo poner los ojos en blanco e imágenes de mis manos escribiendo sobre papeles se hicieron presentes.


Dios mío. Yo era Tommy, era él reviviendo mis recuerdos. Yo era Jack, era él plasmando mi temor en su fantasma. Yo era mi madre, pidiendo la ayuda que nunca se atrevió a pedir. Yo era Eva, diciendo todo aquello que siempre quise escuchar de ella. Yo la maté, imágenes de mí conduciendo furioso aparecían en mi mente, imágenes mías bajando del auto, yendo por ella y golpeándola por la nuca para luego secuestrarla y traerla aquí, en donde finalmente la mataría cortándola tal como Jack lo había hecho con mi madre se hicieron presentes en mi cabeza.


No era más que un asesino, un pobre diablo loco consumido por su vicio y su desorden mental. Traumas que me hicieron perder la cabeza, vicios que tomaron de la mano a mis temores y les enseñaron como manifestarse. 

HERO[IN]Where stories live. Discover now