La parte más larga de la travesía

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Gumball se despertó con más energías que nunca, y vio a Darwin y a Hernán haciendo la balsa para navegar en el río. Se alistaron, y salieron en la caminata para rodear la montaña y así llegar al río Cannsos.

-Hernán: Son las 8:47, así que deberíamos llegar al río Cannsos a las 12:26. Bueno les quiero decir que este es el camino más corto para llegar a la Montaña de la transformación, pero claro, que sea más corto no significa que más sencillo. Será difícil navegar por las aguas del río Cannsos, ya que es el más caudaloso en el país. Debemos remar con suma coordinación mano-ojo, ojo-mano, oído-mano, entre otras. ¿Entendieron?

-Gumball: Si... No, no entendí nada.

-Hernán: Si, yo tampoco esperaba que lo entiendan. Lo único que deben hacer es prestar atención a las indicaciones que les daré, si no quieren darse un chapuzón.

-Gumball: Bueno, así por las buenas si entiendo.

Después de una larga caminata por un sendero disparejo al fin Gumball y Darwin escucharon lo que querían escuchar.

-Hernán: ¡Llegamos! Exactamente a las 12:26.

Gumball y Darwin se acercaron a la orilla para ver cuán caudaloso era el río y Gumball dijo:

-Gumball: Ok, Hernán, creo que te confundiste, esto no es el río más caudaloso del país, debe ser el más caudaloso del mundo. Que digo del mundo, de todos los mundos, ni en Elmore hay ríos tan caudalosos. Por favor Darwin golpéame y despiértame de este sueño en el que estaos a punto de jugar el juego más difícil del mun...

Darwin golpeó a Gumball con un tronco que había ahí tirado, para que luego no se quejara de que golpeaba suavecito.

Gumball después de permanecer desmayado por más de media hora, despertó, viendo a Darwin y a Hernán desesperados ya que no podían controlar los 3 remos ellos solos, y al ver que Gumball movió la cabeza, lo levantaron lo más rápido que pudieron, para no perder el control, y le dieron su remo. Tan rápido como sucedió eso Hernán le empezó a decir a Gumball que debía hacer.

-Hernán: Deberíamos llegar a las 15:57 a las faldas de la Montaña de la transformación, para de allí, subir y estaríamos llegando a la cima como a eso de las 20:28 y suficiente tiempo para que descubran la manera de abrir ese portal.

Estuvieron navegando durante mucho tiempo, pero al final no fue en vano, ya que, a eso de las 15:42, ya era visible la Montaña de la transformación.

Cuando llegaron, no fue un aparcamiento agradable, fue más como un aterrizaje forzoso, literalmente, un aterrizaje, ya que salieron disparados por los aires después de impactar con una roca a la velocidad con la que los llevaba el río.

-Hernán: Ufff. Bueno por suerte no ocurrió ningún accidente grave. Solo raspones que se curan fácilmente. Llegamos a la hora exacta, 3 para las 16 horas.

-Gumball: Yo... nunca... agggg, me vuelvo a trepar... en el mismo barco que tú.

-Darwin: Bueno por lo menos estamos vivos y a tiempo, eso es lo que cuenta.

Después de curarse las pequeñas heridas que tenían debido al impacto, comenzaron a caminar por el sendero heterogéneo que los llevaría a la cumbre de la Montaña de la transformación.

Subidas empinadas, rocas poco firmes, laderas, riscos, piedras puntiagudas, entre otras cosas eran las que dificultaban el viaje y el trayecto de subida.

A eso de las 19:41, tomaron todos un descanso en unas piedras lisas que habían por ahí, y después de unos 15 minutos, continuaron escalando esa magnífica montaña. Ya cerca de la hora indicada por Hernán, en la que ya nos encontraríamos en la cumbre, empezamos todos a divisar una luz pequeña que se volvía cada vez, más y más grande gradualmente.

-Hernán: ¿Qué será eso, no será su portal que se está abriendo?

-Darwin: Claro, puedes tener razón, vamos hay que apresurarnos.

-Gumball: Vamos.

Cada que se iban acercando veían como se iba haciendo cada vez más grande la luz. Cuando ya estaban cerca de llegar a la cima, se les interpuso en frente una sombra que no les dejó avanzar. De pronto, de la sombra sonó una voz potente, y cuando mostró quién era en verdad, Gumball y Darwin quedaron atónitos.

El inexplicable viaje de Gumball y DarwinWhere stories live. Discover now