3- ¿Ya me olvidaste?

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Miyuki caminaba por las calles de Tokyo. Le dolían un poco las piernas gracias al nuevo entrenamiento que tenía con Hawks. Era un entrenamiento asquerosamente difícil, se sentía de ocho años entrenando con su padre otra vez.

La de cabello teñido bostezo. Estar con los villanos era realmente aburrido, tenía dos Semana infiltrada y no habían hecho ni siquiera un maldito asalto. Sus series de animé y películas la había engañado rotundamente.
Ser doble agente era casi una pérdida de tiempo.

Compro una paleta de calamar frito. Amaba el calamar y en la guarida de los Yakuza nunca había calamar porque uno de ellos era alergico.

Regreso a aquella molesta guarida que la aburría más de la cuenta. Notó que ninguno de los Yakuza se encontraba en la sala de estar. Solo Hawks, aquel ser que además de hacerla sentir una profunda admiración en sus años de héroe. Lo miro y el sonrió de lado haciendo que Miyuki se mordieras interior de la mejilla izquierda para no regresar la sonrisa.

— Acércate, linda Miyuki. — dijo mostrando sus dientes, la Todoroki frunció el ceño y cruzó sus brazos.

— Eres molesto.

— Tu eres ardiente. — la chica sonrió mostrando sus dientes.

— Lo se, Héroe desertor.

Aquello borro la sonrisa del rostro del rubio. Ella sabía muy bien que Hawks odiaba que le mencionaran su pasado.

Se sentó a su lado con los pies encima del sofá.

— Eres una molestia.

— Eso también lo se, querido Hawks.

Acaricio su mejilla de manera provocativa y el rubio tomó su mano. El corazón de Miyuki estaba a mil y si no fuera porque ella estaba totalmente metida en su papel jamás se habría acercado tanto a un chico y menos coqueteado con el de esa forma.

— Me fascinan tus ojos. — comentó mientras ahora el era quien tocaba su rostro.

— Eres tan malo en esto. — se burló ella, aquel había sido el piropo más genérico que existía en el mundo.

— Me haces ser tonto.

— No me culpes por eso. Ya eras un idiota antes de que yo llegara. — comentó con burla. El rubio se acercó de forma rápida en un intento de robarle un beso, la chica fue más rápida y giró el rostro haciendo que los labios de chico dieran a su mejilla.

— Mierda.

— No estoy aquí para acostarme contigo. Me ofrecieron dinero por ser parte de ustedes y eso me tiene aquí, no te confundas.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

— Lo hiciste genial. — dijo Yuki tomando una toalla y lanzándosela a la chica de ojos turquesa.

— Es mi obligación. — murmuró cansada.

Yuki sonrió, abrió un portal y tomó a la otra mujer a su lado por la mano introduciéndola en el. Miyuki vio aquella enorme casa y todos los perros que habían.

Le dieron ganas de tocarlos todos. La albina abrió un nuevo portal, llegaron a la cima de una enorme montaña.

— Necesitaba un lugar privado. Lamento esto. — hablo rompiendo el silencio y paz en aquella cima. Miyuki posó sus ojos en la contraria. — Vengo aquí para dar informes.

— creí que también eras desertora. — confesó con las manos en su espalda. Le caía de maravilla la chica pero no confiaba del todo en ella.

— Es complicado...

— ¿Complicado? Eres buena o mala, así de sencillo.

— Me enamoré... me enamore de un asesino y luego creí que murió. Me enlisté, subí de puesto y lo olvidé. — suspiró — Pero el a mi no, se dejó atrapar para así llegar a mi. Llegó a reclamar lo que le pertenecía, le pertenezco aunque suene degradante.

— Ajá... — murmuró al ver el silencio que se había formado mientras Yuki contenía las lágrimas quizás por los sentimientos encontrados.

— Me fui con el. Entre amar y pelear yo escogí amar, y lo escogería sin importar cuantas veces se repita...

—¿Por qué me cuentas esto? — cuestionó con un nudo en el estómago.

— Para que sepas que yo haría todo por ese hombre. No me interpondré en tu misión, pero haces la mínima cosa contra Kai y yo me encargaré de ti personalmente.

Miyuki tragó grueso. Esa era la mirada de una mujer que no mentía. Asintió, a pesar de todo el verdadero objetivo era Hawks y no el jefe de los Yakuza.

Yuki volvió a mostrar la dulce sonrisa que la caracterizaba. Miyuki la siguió por los portales de regreso a la casa. Suspiró con tristeza, ahí estaba su respuesta, siempre se preguntaba como habían llegado a alguien tan dulce como ella.

Simple: se adueño de su corazón.

Al llegar a la casa se colocó otra ropa y decidió salir a caminar, no llevaba tanto tiempo infiltrada y ya se sentía extraña, quería salir de ahí y si era posible regresar a America ¿sería suficientemente fuerte?

Choco con alguien en la oscuridad. Puso algo de hielo en su mano para que este se encendiera y aún no podía ver nada.

— Todoroki Miyuki. Lindo cabello. — pronunció la persona que había en las sombras. Se sentía nerviosa ya que conocía su nombre y eso era un verdadero problema.

— ¿Quien diablos eres? — cuestionó colocándose en posición de pelea y congelando el suelo a su al rededor.

— ¿Ya me olvidaste? Es triste luego de que compartiéramos líquido amniótico por siete meses.

Aquello fue todo. Tragó grueso y vio aquella llama azul encenderse y Mostar el rostro de quien hablaba.

— Touya...

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Breaking Lines - Villain hawks / Takami KeigoWhere stories live. Discover now