¿Quién soy?

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Me llamo Derya D. Divit, nací en Estambul el 02/02/2020 junto a mis hermanos Ateş y Yildiz y en pocos meses cumpliremos 28 años.
Sí, tal y como habéis podido imaginar... soy una de los trillizos Divit y aquí os voy a ir relatando la historia de mi gran y compleja familia.

Todo el mundo me llama Derya, ¿queréis saber por qué? ¿queréis averiguar por qué, pese a que en el libro que mi madre escribió de «El Fénix y el Albatros», al final no llamaron Deniz a mi hermano Ateş y ese nombre se quedó reducido sólo a una consonante en mi nombre? Pues leed este diario, creo que os va a resultar de lo más esclarecedor.
Como he dicho antes... me llamo Derya. Mi padre me soñó hace ahora 30 años con ese nombre y el día de mi nacimiento casi termina en tragedia por culpa de un nombre: Deniz.
Mi madre quería ponerle ese nombre a mi hermano desde mucho antes de que fuéramos una realidad en su vientre. Ella así nos imaginó: un chico rubio, con los ojos negros, inquieto y vivaz de nombre Deniz. Luego también plasmó sobre el papel dos chicas mellizas: Ateş y Yildiz, una morena (yo) y la otra rubia (mi hermana). Supuestamente Ateş iba a ser yo y Yildiz iba a ser ella. Todo se empezó a torcer cuando mi padre, Can Divit, quiso imponer su criterio y terminó de concretarse el cambio de nombres cuando la abuela de CeyCey le dijo a mi madre lo que le dijo. En fin. Al final, mi padre se salió con la suya y mi madre, en parte, también.
Sé cosas. Muchas cosas. Cosas que pocos en este mundo saben. Soy una investigadora nata y poseo el don de «escuchar» cuando todo el mundo piensa que no lo hago y el de «estar» cuando todos piensan que no estoy. En definitiva, soy la mosca que a todos nos gusta ser en algún momento, ja, ja, ja.
Lo que quiero decir es que soy una espía innata. Espío a todo el mundo. Soy curiosa por naturaleza, ¿a quién habré salido?
Sé, por ejemplo, qué escribía mi madre en las botellitas que lanzaba al mar y que mi padre fue rescatando una a una. Lo sé por que, a los ocho años, robé una y la escondí. Averigüé cómo las consiguió. Mi padre se sumergía cada noche lanzándose desde el embarcadero de casa de mis abuelos, Aziz y Mihriban, (ahora nuestra casa) y buscaba en el fondo del pequeño atracadero. Sé también de dónde es CeyCey. Sí, lo sé. No soy la única que lo sabe. Lo sabe tía Ayhan, por supuesto; su hija Özge, una de mis mejores amigas, y lo sabe Mara, la mujer del «abuelo» Paddy. Quiero mucho a Mara y a Paddy. Paddy es productor, Paddy fue y es mi mentor. Paddy creyó en mí y me dio la oportunidad que yo tanto anhelaba: convertirme en guionista. Lo de tener imaginación y escribir me viene de herencia, obvio, pero el camino que mis padres esperaban que siguiera, en algún momento, se desvió. Quiero pensar que Paddy fue la razón, me mostró un sendero que yo ni me había planteado. No obstante, si os soy sincera, el motivo fue otro: la huída.
Sí, quería huír de mi casa. No de mis padres, ni de mis hermanos. No quería huír de mi familia. Quería huír de él. Algún día os hablaré de él. O quizás no.
Sea como sea. Paddy me dijo «ven» y yo dije «sí». Aquel día me sentí liberada pero... fue llegar a Irlanda... y darme cuenta de que no era libre en absoluto. Mi corazón era prisionero de una historia apenas empezada y bruscamente interrumpida. Interrumpida por mí y de manera tajante. Todo me superaba en aquel momento, mi amor por él era demasiado intenso, me asusté y huí.
El día de mi marcha mi madre se despidió de mí con un beso, un abrazo y un regalo; un regalo que jamás me imaginé que pudiera entregarme. Un regalo que mi padre le había hecho a ella poco después de conocerse y que mi madre atesoraba entre sus cosas más valiosas: la pluma y el tintero.
¿Queréis saber más de nuestra historia? ¿De mi historia? ¿De por qué mi hermano Ateş va a sufrir lo indecible durante un año?
Pues sígueme. Sigue este diario, os lo mostraré.
Empezaremos por el principio, por mi regreso a casa. Un día antes de lo previsto pero un día clave para todos nosotros según vais a poder constatar.

El diario de DeryaWhere stories live. Discover now