24 horas con mi enemigo

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Entonces pasó lo que no quería que pasara, tener que estar frente al imbécil de Thiago. Les contaré quien es ese mal nacido.

Thiago Rodriguez es un estúpido español que llegó a mi vida los 5 años para robarme suspiros y la paciencia. Estábamos juntos en el colegio, yo estaba enamorada de él. Si con apenas 5 años, él era guapo con unos ojos verdes algo oscuros, un pelo rubio brilloso, rostro perfecto y sonrisa encantadora.

Era el niño que más me molestaba y me hacia bullying por mi nariz. Tenía la nariz grande y redonda, mejor ni se la imaginen. Siempre me decía puerquito y yo reía porque estaba locamente enamorada, pero todo fue cambiando cuando todos se unían a la burla.

A los 12 años lo dejé de ver, me fui a vivir a Argentina y aunque lo amaba me sentía aliviada, sabía que sería una nueva etapa de mi vida y que todo quedaría en el pasado.

Hace tres días llegué a España. Hace dos días fui a una fiesta, desafortunadamente no vi a Thiago, aunque tenía ganas, osea no de nada de lo que se puedan imaginar, sólo verlo y ya. Por desgracia me uní a un estúpido juego porque me sentía para el orto, el famoso verdad o reto, queriendo ser arriesgada acepté reto y mi propia prima me enganchó un extraño reto: Pasar 24 horas con H, un chico que no conozco y el cual sospecho es el mismo que le rompí una botella en la cabeza por querer ligar conmigo a la fuerza, terminamos siendo enemigos.

Mi prima ya está esperando por mi, me he llevado lo necesario, incluyendo unas navajas.

—Hola Cariño —dice mi prima muy alegre.

—No estoy de ánimos —dige cerrando la puerta de su coche.

—Ya lo estarás —dice poniendo el auto en marcha.

El camino es silencioso, Sólo observo las calles, tenía 10 años que no venía a éste país.

—Llegamos —dice deteniéndose frente a un edificio de unos 10 pisos.

—Que emoción —dice con mala cara.

—Paso por ti a las 4:32 minutos, te amo —dice mirándome fijamente.

—Si no me largo antes —digo saliendo del auto.

—¡Qué te diviertas! —grita mientras se aleja.

Camino hasta la recepción el cual no es muy de lujo, una chica de unos 25 años me recibe con una mala cara.

—¿Qué se te perdió? —pregunta volviendo la vista a su celular.

—Voy donde H —digo al recordar que no se ni que número de apartamento es.

—Último piso —dice masticando su chicle.

—Gracias —digo mientras me alejo.

—Usa las escaleras, el ascensor no funciona y de hacerlo, se queda cerrado hasta 3 horas —dice mirándome de arriba abajo.

Bien, ya es mi fin, no recuerdo cuando fue la última vez que subí y
tantas escaleras.

No pensé que mis vacaciones serían tan estúpidas.

Estoy agitada, pero debo ya entrar.  Doy tres toques en la puerta, al cabo de unos 3 minutos la puerta se abre.

—Debes de ser la prima de Catalina —dice dándome la espalda mientras camina.

Cierro la puerta y lo sigo.

_Si, desgraciadamente —contesto desde donde estoy parada.

—Bien, puedes sentarte y hacer lo que se te venga en ganas —dice dándose la vuelta.

—Soy Thiago, pero me dicen H, ya debes saber por qué —contesta clavando sus ojos en los míos.

Desde que se dió la vuelta supe quien era mi enemigo de infancia, quien me tenía flechada, el cabron éste.

—Un gusto —digo esquivando su mirada.

—¿No tienes nombre? —pregunta cruzándose de brazos.

—Me llamo Laritza —digo nerviosa.

—Que bien —dice sentándose en el sofá —¿Qué quieres hacer?

—Nada, supongo ¿y tu? —pregunto sentándome a su lado.

—Follarte —contesta mirándome fijamente.

—Que sincero eres —digo sintiendo mi corazón a millón.

—Vuelvo y preguntó, ¿Qué quieres hacer? —pregunta.

—Qué me folles —contesto en voz alta, quería sólo pensarlo.

Continuaráaaaaaaa

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