XI

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Abrí los ojos y miré mi mesa de noche con la alarma de mi teléfono sonando. Estiré la mano un poco torpe y logré apagar el ruido.

El sueño, había sido de lo más extraño, los nombres, las sensaciones, el momento ¿Quién demonios era el señor Ee y la señorita Ee?

Seguro vi una película de época y hasta ahora me afectó la sugestión del momento.

Además, el hecho de estar en esta casa ayudaba bastante a esa sugestión, supongo que mi cerebro tan ingenioso se creó una historia con todos esos datos y me la presentó ahora.

Gran show.

Los jardineros querían saber qué decoraciones debían poner en el jardín, por lo que trajeron una carpeta llena de catálogos de decoraciones para que nosotros decidiéramos las correctas.

—Deberíamos llamar a la señorita -sugirió Eugen -ella sabrá mejor que nosotros cuáles elegir

—No hace falta...

—¡Charlotte!

Levanté la mirada al grito de Cuervo. Charlotte venia hacia nosotros con su clásica sonrisa amigable.

—¿Qué sucede? -preguntó en cuanto llegó hasta nosotros

—Los jardineros quieren saber qué decoraciones deben traer para que el jardín vaya a juego con la casa -contestó Cuervo al mismo tiempo que le entregaba la carpeta y ella le hecho una hojeada en silencio, mirando cada página con atención.

—Pues... es una casa del siglo XVIII -miró todas las decoraciones y señaló algunas -con esas estará bien

Cuervo y Eugen tomaron nota de las piezas seleccionadas, le dieron la gracias y regresaron a la casa para llamar a los jardineros.

—No eres tan tonta como pensé -dije

—Que bueno que deja de pensar en eso

No le dio importancia a mis palabras, incluso mientras me contestaba, miró la hora en su celular para después guardarlo de nuevo en el bolsillo trasero de su pantalón.

—¿Por qué no me respondes? -me desesperaba un poco que solo yo la atacara y ella no me dijera nada -desde aquella vez que rompí ese tonto moño, no dijiste nada, ni siquiera a tus padres

—¿Por qué voy a contestarte? Es cansado ¿Por qué me molestaría por un simple moño de listón? -me miró relajada -podría comprarme toda la tienda de moños si se lo hubiera pedido a mis padres

—¿Qué clase de persona eres? Se supone que eres mimada y presumida, se supone que no soportas esta clase de comentarios y de tratos

—¿Quién dijo eso? -sonrió un poco

—Porque tus padres siempre te han dado todo

—Sí, me lo han dado todo, pero me han enseñado que por tenerlo todo, no significa que deba tratar mal a las personas que no tienen lo que yo tengo

Apreté los labios.

No sé cuál era mi afán de querer pelear con ella, supongo que, por ser hija de una familia millonaria, pensé que sería igual de grosera que Violeta, pero ahora me doy cuenta, que el único que se ha comportado como un infantil, era yo.

—... ¿Quieres caminar un poco? -pregunté

—No planeo seguir peleando, si eso quieres conseguir

—...No... quiero pelear, solo, quiero caminar

—Está bien -dijo derrotada -caminemos un poco

Comenzamos a caminar por el jardín, sin decir ni una sola palabra, lo que volvía esto un poco incomodo.

Vals de Máscaras (JeonJungKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora