Palabras Con Palabras.

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Con un viejo borracho sentando en la plaza conversabamos las locuras que hemos hecho por cariño hacia algunas personas, el viejo muy agradable me convido un poco de ron, dejé atrás los antidepresivos y tomé varios tragos...

Me contó sobre sus mujeres, como habían algunas que fueron las mejores, otras las peores y otras de las cuales no recuerda; Me preguntó que en qué categoría estaba yo, le respondí con algo de melancolía:

"Soy la clase de mujer que nunca deja huella en alguien, la clase de mujer que deja que jueguen con ella, la que deja que se la follen sin tener algo a cambio, la que no le interesa que le regalen algo pero está presente ante todo, la efímera, la que nunca llaman, la tonta, esa que siempre está para su hombre pero no tiene hombre. Nací para ser la otra, la que nunca marca y solo es sexo por una noche, máximo dos, esa soy yo."

El señor no pensó que le respondería crudamente en el frío y la tiniebla, me dio un chocolate con churro y respondió que siempre debíamos existir esa clase de mujer, que al final si nos recordaban. Secó mis lágrimas con una servilleta, del frío que hacía casi se congelaban.

Reflejó que debía entender que lo hombres sólo son hombres y que yo podía cambiar mi destino de soledad absoluta.

Soy lo que amortigua una herida, soy el tren para que tu amor llegue.

Soy efímera.

Escritos de una mente perturbadaWhere stories live. Discover now