Hermoso mundo cruel

89 3 0
                                    

En un mundo como este, tan mísero y decadente, tan sucio, bajo en valores y morales, ya no provoca ser buena gente ni tratar de ayudar.

En un mundo como en el que vivo con tanta suciedad, con tantos problemas, no tengo nada bueno que rescatar o destacar.

En este mundo no deseo invertir ni un poco de cariño, ni siquiera un poco de empatía, las personas son tan falsas que siento una furia enorme, no tengo como desahogar la rabia, no tengo frenos en sentimientos negativos, nací en un país muy rico que ahora vive bajo pobreza extrema, bajo mentes inteligentes que se hacen pasar por brutos.

¿Cómo he llegado a esto? De leer libros de amor a pasar para el odio absoluto.

Yo amo, ¡CLARO QUE AMO!, solo que le tengo poca fe a la raza humana.

Me despierto frustrado, escuchando las bocinas de los automóviles que pasan por la avenida, al salir ni un maldito "Buenos días", entro al metro y todos me golpean, maldigo completamente a Plaza Venezuela, maldigo completamente el día en que ganó las elecciones un tipo muy inteligente con una verruga en su frente.

Hago cola para comprar pan y comparto con el mendigo de siempre, mi amigo Moisés, estudiante.

Caminamos por Sabana Grande solo para ver la pobreza de la mentalidad caraqueña; maldigo el día en que decidí quedarme.

Tengo años ganando más de un salario mínimo, tengo años luchando por no alzar mucho la voz, luchando por no caer en disputas...

Moisés me toca el hombro solo para decir que irá a buscar algo de comer en, como él dice :          "Aquel bote de basura del Centro Comercial", ahí lo esperan niños de 8 años hasta viejos de 60, el futuro y el pasado de una Venezuela que está en ruinas, yo pensando en irme y mi país está en ruinas.

Llego a Chacaito, caminando para sacar la rabia que me carcome, el odio a los que revenden comida... Prendo un poco de porro y escribo esta mierda, para ver si así alguien puede leer lo mísero que me siento, incomprendido, debo irme, debo dejar atrás las vacaciones en Los Roques, debo dejar atrás las nevadas de Mérida, el queso llanero y dejar atrás la poca mierda que he construido.

Veo niños con cuchillos jugando al lado de la policía que dice ser ayuda, veo su cara de perversión cuando ven a esa niña semidesnuda en estado de desnutrición, sus pequeños pies sucios, su cabello lleno de piojos, su piel tostada pero con una sonrisa en el rostro... Ahí me vi reflejado a mi y a mis cortos años de edad, ahí vi reflejado la bandera de mi país, ahí vi reflejado el infortunio futuro que me espera si me quedo aquí, sentado en Chacaito.

Camino hasta Altamira, a una señora se le cae 10$, se nota que tiene dinero y proceden a robarla, así es aquí, en este mundo sucio, prejuicioso y asqueroso...

Debo irme de aquí, no quiero ir a casa a ver a mi abuela, su viejo rostro, sé que más nunca volveré a verla.

Debo irme de aquí, debo dejar a mi madre con deudas.

Debo irme de aquí, pensando en que con mi mala suerte mañana cae el gobierno pero, asimilando que yo ya caí, caí en la depresión y sé que debo llevarla conmigo para algún rincón del mundo hasta que vuelva a comer por fin lo que prepara mi madre.

Escritos de una mente perturbadaWhere stories live. Discover now