25. Paciencia.

10.4K 944 1K
                                    

Emilio.

—Emilio. -dijo Joaquín detrás de mi.

Le quité la mano a Alex y volteé rápidamente con Joaquín.

Lo miré a los ojos y pude notar como había molestia en sus ojitos.

—Hm hola Joaco. -dije sonriendo- Te estaba buscando. -dije.                

Volteé a ver a Alex y noté que se sentía un poco incómodo.

—Hm Joaco, el es Alex. -dije presentándolos.

Joaquín se acercó a Alex y le dio la mano. Noté que fingió una sonrisa y Alex tímidamente le aceptó el saludo.

—Y Alex, el es Joaco. -dije- Mi amigo. -dije serio.

Noté como la pequeña sonrisa que Joaquín estaba fingiendo, se esfumó.

Estrecharon sus manos y después de unos segundos se separaron.

— ¿Y son amigos desde hace mucho? -preguntó Alex.

Joaquín me miró a los ojos y lo miré asustado.

— Si. -dijo Joaquín- Desde pequeños pero nos separamos y volvimos a encontrarnos hace poco. -dijo Joaquín.

Esta vez fue mi turno de fingir una sonrisa y observé a Joaquín. Sabía que a él también le había dolido tener que mentir con eso.

—Bueno, espero poder ser muy buen amigo de los dos. -dijo Alex

Y no sabía si eran mis ideas o si me estaba volviendo loco pero podía sentir cierta mirada de Alex que no era la típica mirada de amistad o de plan de amigos, sino la mirada que te dice que quiere algo más.

Lo miré a los ojos y le sonreí un poco.

—Bueno, yo me voy. -dijo Joaquín después de un silencio.

Lo miré confundido y hablé.

— ¿No me estabas esperando? -pregunté- ¿No comeremos juntos? -dije.

—Oh. No. Puedes comer con Alex y sirve que le enseñas la escuela. -dijo.

Dio media vuelta y comenzó a caminar. Dejándonos a Alex y a mí en medio del pasillo.

Miré a Alex de nuevo y le di una media sonrisa.

—Hm, ¿me puedes enseñar la escuela? -preguntó Alex.

—Sisi, claro. -dije.

Los 30 minutos que teníamos de receso me la pasé enseñándole la escuela a Alex.

Estuvimos platicando de bastantes cosas y descubrí que venía de Monterrey.

Cuando le pregunté el por qué se había cambiado de escuela, me cambio rápidamente de tema.


Joaquín.

No podía evitar sentir celos de ese chico. En menos de cinco minutos había notado cómo miraba a Emilio y maldita sea, me sentía tan molesto.

Después de dejarlos solos, decidí ir a la cafetería, donde me encontré con Diego.

—Hey. -dijo- ¿Por qué tan solito? -preguntó.

—Hm, pregúntale a Emilio. -dije serio.

Diego me miró confundido y cuando abrió la boca para decir algo, noté que se quedó viendo atrás de mí y frunció el ceño.

—O sea, déjame entender. -dijo serio- No te lo tomes a mal pero, ¿se supone que contigo no puede salir al patio para que no los vean, pero con el si? -dijo apuntando con la cabeza.

El niño de la sonrisa bonita. | Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora