16| La belleza que nadie ve

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Jayden Jones

- ¿Ya te vas? - pregunta Diego levantando la cabeza de entre las almohadas de su sofá.

- Debo ver a Lena... Tuvimos una pequeña discusión esta mañana y no quiero que piense cosas que no son. ¿Vas a estar bien? - le pregunto agarrando mis llaves de casa.

- Supongo que sí. ¿Nadie a muerto de un corazón roto o sí? - se pregunta con la mirada puesta en la pared.

- En algún lugar leí que si es posible. Pero dudo que te pase a ti - le digo mientras que me acerco a la puerta dispuesto a irme -. Intenta comer algo o me veré obligado a usar la fuerza.

- Vete ya... Disfruta del amor que te tiene Helena y casate con ella lo antes posible - murmura.

- Adiós.

Dejar a mi mejor amigo solo en su casa y con el corazón roto, no era para nada de mi agrado. Pero necesitaba ver a Helena y hablar con ella, hablar de todo lo que no nos hemos dicho y de nuestros planes a futuro... Por alguna razón no he dejado de pensar en eso desde lo que ocurrió en aquella fiesta de Halloween.

Me subo a mi auto y arranco. No me toma mucho tiempo llegar a la compañía de la mamá de Alex... Me estaciono cuando veo a mi chica parada en medio de la entrada, trae puesto un saco rojo que esta a juego con su gorro de lana del mismo color, luce adorable.

- ¿Tan linda y tan sola? - le pregunto para molestarla un poco. Pero como es costumbre ella me sonríe, siempre lo hace aunque este mal.

- Espero a mi novio... Pero parece que no vendrá por mí - contesta acercándose.

- Tu novio es un idiota al parecer.

- Un poco, pero aún así lo amo - aclara apoyando sus brazos en el marco de los vidrios.

- En mi defensa, tú me haces un tonto - confieso sonriendo y ella se ríe.

- Siempre echandome la culpa. Abreme que hace frío aquí afuera - se queja y yo desbloqueo el auto, ella abre la puerta e ingresa. Su aroma a vainilla me hace de alguna extraña manera estar tranquilo, en realidad, su presencia entera lo logra.

- Te extrañe.

Ella se queda quieta ante mis palabras, luego reacciona y me observa con esos preciosos ojos que tiene... Y vaya que los ojos marrones estaban sobrevalorados.

- Yo también y solo pasaron unas horas desde la última vez.

- Es verdad, pero se me hizo unas horas muy largas - me inclino hacia ella y le robo un beso.

Orgulloso me separo al ver el color rojo intenso en sus mejillas.

- Estas siendo tierno para molestarme, ¿Es así? - me golpea al ver que no lo niego -. Sabes que me pongo... De mal humor cuando haces eso.

- A las chicas les suele gustar los chicos tiernos, creo - digo mientras arranco el auto.

- Sí, pero no tan así. Además... Me van más los chicos malos - me guiña un ojo y yo me río ante su intento de coquetería.

- Seré todo lo malo que quieras por ti.

No vi su reacción pero la conocía tan bien que seguramente en este instante estaba toda roja. Conducí al rededor de quince minutos hasta llegar al restaurante y una vez estacionado, la miré:- ¿Me esperas aquí?

- Sí, siempre.

Sonreí y me baje del auto con mi billetera. Apenas entre al lugar fui reconocido, pero no deje que vieran otra cosa que seguridad en mí, debía dar una buena imagen y transmitir esa seguridad que todos creen que tengo.

Perfecto Amor © || Trilogía Perfectos #3 ||Where stories live. Discover now