25. No quiero esperar.

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Milo ni siquiera me miró antes de alejarse de mí y huir hacia la puerta. Yo, en cambio, permanecí un poco más en la habitación meditando ¿Yo, enamorado? No. Ya se lo había dicho, no me enamoraría de él pero sí podía decir y, de hecho caí en la cuenta de que se lo había admitido, que me gustaba y quizás más de lo que desearía.

Lo seguí con paso tranquilo y cuando llegué a la cocina lo encontré ayudando a Lance a preparar la carne que luego llevarían a la parrilla. Habían cuatro cervezas en la mesada junto a algunos apertivos, la tomé una ante la mirada cautelosa de Barb y  gracias al cielo no se atrevió a decir nada, no tenía ganas de pelear y mucho menos exponer a Milo. Después de todo había sido su culpa.

—¿Cómo se conocieron? —quiso saber la mujer como quien no quiere la cosa mientras yo elegía las aceitunas para comenzar a comer.

—Nash un día apareció con su novio en un bar y yo estaba con los amigos de éste —respondió Milo rápidamente. Los ojos de mis padrinos se fijaron en los míos.

—A Milo le gusta bromear a veces, en serio —los tranquilicé. —Josh... Josh es amigo de Milo y Alex. Él nos presentó.

—¿Alex? —fue el turno de Lance de indagar.

—Es mi hermanastro —respondió tranquilamente volviendo a la carne. —Fue el crush de Nash mucho tiempo.

—¿Crush? —consultó mi padrino bastante perdido. Negué con la cabeza y le tiré el carozo de la aceituna a Milo que se limitó a rodar sus ojos.

—Conocí a Josh en cuanto me mudé a la cuidad. Yo les conté eso —dije con tranquilidad. Él no me sacaría de mis casillas frente a mis padrinos. —Naturalmente Josh tenía otros amigos, Alex y luego Milo. Así nos conocimos. Pero no nos llevábamos bien.

—¿Ah no?

—Nop. Milo estaba celoso porque yo era más lindo que él y llamaba mucho la atención —respondí inflando el pecho. —Pero ya ven, incluso ahora soy irresistible hasta para él.

—Cuanta confianza Nash, me gusta oírte hablar así —rió Barb tirando su mano a mi cabello y revolviéndolo. —Todos sabemos que mi pequeño es una preciosura pero hace mucho que no lo decías. ¿Recuerdas Lance? Cuando era un niño siempre decía que él era el más lindo de todo el mundo.

—Y pensar que en ese tiempo no era tan guapo —rió Milo con fuerzas contagiando a los otros dos. Rodé los ojos pero no dije nada. En cambio salí al exterior a preparar el fuego para comenzar el asado.

La ventana que conectaba el patio con la cocina estaba abierta, pensé en cerrarla para que el humo no ingresara pero se podía oír la charla claramente y se comenzaba a poner interesante.

Es claro que Nash ahora se ha convertido en un muchacho guapo —comentó Lance relajadamente. —Pero incluso antes de su adolescencia, y en contra de lo que sus papás pensaba, yo siempre creí que era demasiado para Ian, digo, el tipo no es tan guapo —dijo bruscamente. El ambiente se tensó de inmediato y el silencio se extendió por unos largos segundos.

El amor es tan raro ¿A que sí? —consultó Milo restándole importancia al comentario pero sí hablando más bajo que anteriormente. Estoy seguro que ninguno de los tres pensaba que yo estaba oyendo aquello. —Quiero decir, cuando te enamoras no te fijas en lo exterior ni el interior tampoco. Es como si tus sentidos estuvieran nublados por completo, no te das cuenta de nada. Incluso te lo pueden decir todos y aún así no lo aceptas. Pero uno no puede hacer nada para ayudar, sólo el tiempo puede y a veces ni siquiera eso funciona. —tomó un respiro. —Claro que al parecer este tipo si es un buen partido después de todo ¿Pueden creer que tiene varios candidatos además de Nash? —no hubo respuesta audible, pero si un suspiro sonoro por parte de Milo. —Sospecho que es por ser tan condescendiente, además ayuda el hecho de que estén todos demasiado ocupados para prestar atención que él es más falso que las sonrisas de Nash cuando se encuentra con gente nueva. Creo que por eso hacían buena pareja... claro que Ian no podría ocultar su esencia por siempre y es por eso que todo terminó en cómo está ahora.

Temporal: Presente FuturoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum