Pesadillas

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Mi pesadilla:

De pronto la noche se partió en un rayo,

el trueno bramó y, un grito de espanto,

surcó las tinieblas de espectros y llantos.

Junto a la cornisa, mirando hacia abajo,

hallé tu figura vacilante y frágil,

presentí tu miedo, tu gran desconsuelo,

te llamé a mi lado y, con paso ágil,

me acerqué a tu sombra, extendí los dedos,

 y, con tu sonrisa, desperté del sueño.

Una mujer golpeada:

Al cerrar mis ojos, encuentro consuelo, porque en una pesadilla estoy viviendo.

Mi cuerpo está sano, pero mi alma sufre en desvelo, detrás de esa puerta mi pesadilla se vive con los ojos abiertos.

Mis gritos de silencio, callados por el miedo, quiero despertar de este malicioso sueño, ver la luz a través del espejo, ese que muestra mi perturbado reflejo acechando, de puertas adentro. Mi hermoso sueño no puedo contemplar, por el ruidos de la muerte que está en este lugar.

Son mis días un gran pesar, y las noches iluminadas, sin estrellas que apreciar.


Un niño en la guerra:

Esta guerra no es mi sueño, si no mi tormento, mi pesadilla, en este mundo incierto, apagando vidas, dejándolas en un sueño eterno y otras tantas despiertas como muertos. 

Soy un niño que ya no sueño, miro a mi cielo para pedir un deseo, pero no encuentro mi estrella, sino bombas en ese oscuro cielo.

Libro abiertoWhere stories live. Discover now