El baile final

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Cuando me toque partir, quisiera pedir al cielo, 

que me permita morir, como se mueren los buenos, 

con la paz en la mirada, el pecho henchido en recuerdos, 

y después de haber bailado, a la luz de algún lucero,  

guardándome entre los brazos, de ese amor, mi amor primero.


Pocas veces me pongo a pensar en como será mi final, me gustaría que fuera un claro día. 

Que se pueda ver el cielo celeste, mientras escucho clarinetes,

que el llanto sea silencioso, y en vez de eso, se escuche un jolgorio festivo, 

que suenen risas burlonas para la muerte observadora.

Que griten las voces: ¡viva Marcos, viva Marcos!, hasta que el diablo quede desorientado, preguntando:  ¿qué festejan estos muchachos, si un ángel les he arrebatado? 

Quizás cuando llegue ese momento, sin miedo lo estaré esperando.


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