Capítulo 4

2.5K 221 37
                                    

—Hijita, debemos irnos —vuelve a repetir mi mamá—, no podemos hacer nada aquí.

—Es mejor que vayas a descansar —concuerda mi papá.

No sé cuánto tiempo llevo sentada en este lugar, pero no quiero moverme, no quiero irme de aquí. 


<< ¿Por qué es tan difícil de entender? >>

—Cariño, al menos dinos algo —susurra Mafer a mi lado.

No puedo moverme, no puedo hablar, ni siquiera puedo llorar, siento que soy un cascarón vacío. No hay nada dentro de mí, no me queda nada.

***** 


Lizzy:

Tengo tanta impotencia, no puedo hacer nada para aliviar el dolor de Vanessa.

Es desgarrador verla así, tan ida. Desde que declararon la muerte de Juan David a estado sentada ahí, sin emitir ningún sonido, simplemente está mirando a la nada.

Su papá trata de cargarla, pero pega un grito de desesperación y enseguida debe soltarla.

Miro a Mafer con preocupación, camino despacio y me agacho para quedar a su altura.

—Cariño, no podemos quedarnos aquí —Agarro su mano y la aprieto—, vamos a tu casa y ahí nadie podrá molestarte. Vamos las dos, te prometo que ahí nadie te dirá nada.

Espero unos minutos, ella sigue ahí sin moverse.

—Solo estaremos Mafer y yo —insisto—, estaremos junto a ti.

Gira la cabeza para mirarme, sus expresivos ojos lucen apagados. Aprieta mi mano y asiente ligeramente con su cabeza. Con ayuda de Mafer logramos ponerla de pie. Nos paramos a cada lado de Vanessa, agarramos sus manos y caminamos.

Cuando salimos de la clínica, Vanessa se detiene, sigue mirando el suelo.

—¿Que sucede cariño? —pregunta con cautela Mafer.

Vanessa gira la cabeza y mira la puerta de la clínica, luego regresa su mirada al suelo y sigue caminando.

Una vez estamos todas en el auto de Vanessa, la llevamos a su departamento, no sin antes prometer a su mamá que estaremos con ella.

Cuando llegamos al departamento de Vanessa, caminamos hasta la puerta. María Fernanda saca la llave de la cartera de Vanessa.

Entramos y lo primero que hace Vanessa es ir a su cuarto.

—No sé si ha sido buena idea venir aquí Lizz.

Miro a mi amiga con preocupación.

—Aquí está rodeada de las cosas de Juan David.

—Lo sé, pero ella no quería estar con sus padres.

Mafer niega con la cabeza y camina hasta la cocina.

—Voy a prepararle un té o algo para que se relaje.

Sigo a mi amiga y me siento frente a ella.

—¿Que vamos hacer Mafer? —Apoyo mis codos en la mesa sujeto mi cabeza, me estalla—, es tan horrible todo esto.

—Lo sé, jamás pensé que esto acabaría así. Vanessa está destrozada.

—No es para menos, no puedo ni imaginar el dolor que debe estar sintiendo.

—Lizzy, vamos a ver qué está haciendo.

Atrapada Sin Querer Disponible en Amazon Where stories live. Discover now