Capítulo 5

2.3K 176 10
                                    

El viento corre con fuerza azotando las hojas a nuestro alrededor, llevándose las lagrimas silenciosas que caen por mis mejillas.

Levanto la cabeza y recorro el lugar con mis ojos, hay varias personas aquí; familiares, amigos de la infancia, compañeros de trabajo. Todos están aquí, dándole el ultimo adiós a Juan David.

Mafer y Lizzy están a mi lado, sosteniéndome. Miro al frente, los padres de Juan se consuelan entre ellos, se les ve destrozados.

Regreso la atención al padre que esta dando unas palabras, en todo momento me he mantenido desconectada de la gente a mi alrededor. Pero cuando el padre pide que bajen el cajón mi cerebro vuelve a conectarse, trayéndome de golpe a la realidad.

<< ¡Aun no estoy lista para dejarlo ir. >>

—No —musito. Me acerco con rapidez hasta el lugar donde descansa el cajón con el cuerpo sin vida de Juan David— ¡No se lo lleven aún!

Clavo mis rodillas en el césped y lloro sin control.

Lizzy:

Ver a Vanessa derrumbarse frente al cajón me rompe el corazón. Muerdo mi labio para evitar soltar las lágrimas que se acumulan en mis ojos.

—¡Dijiste que siempre estarías conmigo! —solloza casi gritando. Sus manos hechas puños se aferran al húmedo césped— ¡Aún no estoy lista para dejarte ir! ¡Juan!

Me acerco a ella y me arrodillo junto a ella. María Fernanda también se acerca y se inclina al otro lado de Vanessa.

—Tranquila, cariño —Acaricio con suavidad su espalda.

—¡Quiero que Juan este conmigo! —solloza con fuerza—, ¡No me dejes, por favor!

La desesperación con la que llora me parte el corazón. Es horrible verla así.

Intento ponerla de pie, pero está aferrada al césped.

María Fernanda la abraza y Vanessa se derrumba en sus brazos. Los gritos lastimeros que emite mi amiga hacen que no pueda contener mis lágrimas.

Mientras acaricio su espalda paseo mis ojos por el lugar, hay muchísima gente, Juan David era una persona muy querida por todos, él era excepcional. Recorro los rostros que miran a mi amiga con tristeza.

—¡No no no! —suplica Vanessa cuando empiezan a bajar el cajón.

María Fernanda y yo sostenemos con fuerza a mi amiga, que parece cada vez más desolada a medida que el cajón desaparece.

—Se a ido —susurra. Miro a mi amiga, gruesas lágrimas caen por sus mejillas.

Permanecemos en esta posición varios minutos más, la gente en su mayoría se ha marchado.

Intentamos una vez más poner de pie a Vanessa. Parece que puede mantenerse parada.

Un grupo de jóvenes se acerca a Vanessa, creo que son amigos del trabajo. Le dan el pésame a mi amiga que parece perdida en sus pensamientos.

Agacho mi cabeza y limpio mis lágrimas, debo mantenerme fuerte para Vanessa.

—Lamento mucho todo esto —esa voz, mi corazón reacciona de inmediato a esa voz. Después de casi dos años con tan solo escucharlo mi corazón se acelera con emoción.

Atrapada Sin Querer Disponible en Amazon Where stories live. Discover now