Capítulo 15: Ahora o nunca

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Nuestra hambre secreta por ser amados no es hermosa. Nuestro desuso y mal uso del amor no es hermoso. Nuestra falta de lealtad y devoción es poco amorosa, nuestro estado de separación del alma es feo, son verrugas psicológicas, insuficiencias y fantasías infantiles.

Clarissa Pinkola

-Entonces, ¿vas a volver con él?- decía Ángela tomando con gracia un bocado de su pedazo de torta de chocolate.

-No es como si alguna vez estuvimos, Angie. -Natividad se delineaba los labios, haciendo una especie de puchero con el que Ángela reía.

-Es hipnótico verte hacer eso, gordi.
¿Por qué no salí bendecida con esos labios?

Dejando su plato a un lado, se sentó cerca de su amiga, quien parecía nerviosa y tranquila a la vez. Como si fuese posible. Había decidido visitarla ese día, tomando en cuenta que tendría libre y que su recién esposo le había dicho que cierto castaño y ella irían q una cita. Había salido de su trabajo alegando que estaba descompuesta y pasado por la pastelería favorita de Natividad por una porción de apoyo de emergencia.

-Retomando ese tema, por esto...- comenzó diciendo, como tanteando el terreno -¿Van a hacer de cuenta que no pasó nada?

-Justo cuando me siento segura sobre esto, vienes a romperme la burbuja...- suspiró, cerrando el labial color cereza que segundos antes se aplicó, enfrentó a Ángela.

-Prefiero romperte la burbuja a que él vuelva rompiendote el corazón, nena- Ángela se sentó al lado de Nati, tomándola por los hombros y mirándola a los ojos -No otra vez. ¿Tengo que recordarte a Sharon?

-Ya lo sé.

-¡Esa es mi chica! Quiero a Paul, es el mejor amigo de Leo, no puedo hacer como que no existe pero, si tengo que escoger bandos, tú siempre serás mi opción. Eres mi hermana.

Ángela se sinceró. Había esperado el momento oportuno para decírselo, no contempló que Paul podría adelantarse a decirle sus sentimientos antes que ella siquiera pudiese evaluar los daños posibles, en caso de que todo saliera mal. Odiaría pelearse con Leo pero, todos tenían que aceptarlo, su amiga siempre será su prioridad.

Natividad se estaba preparando para encontrarse con Paul, después de un año sin haberse juntado. Había peinado su cabello, que caía en ondas suaves en su espalda, también se había maquillado naturalmente, resaltando sus labios. Su vestuario acentuaba sus curvas: un camison blanco de lino, con un cinto a la cintura, cayendo suave por sus caderas; con unas spandrilles en color natural; se perfumó y aprontó para salir.

-¿Vas vestida para matar?- intentó la morena subirle el ánimo.

-Voy de blanco, como un ángel- sonrió coqueta, tomando su cartera.

-Un ángel de la muerte - rió Angela, y pronto la sonrisa murió en sus labios al mirar la determinación de ella. Oró mentalmente a los dioses porque todo saliera bien. Algo le decía que las vidas de ambos podrían cambiar.

-Nunca sentí ésta certeza por nadie, Ann. Certeza de que no hay otro lugar donde quiera estar. Cada vez que intento seguir adelante, aparece su imagen y hace que mi corazón se salte un latido. Siento que no necesito nada más, pues su sola presencia hace que me alivie. Aunque no hemos tenido intimidad, siento muchas cosas gracias a él.

-¡Uy, intimidad! Suenas como una virgen enamorada- replicó riendo su amiga.

-Soy una jodida virgen enamorada- dijo con un resoplido.

Continuó -Hablando seriamente, creo que éste encuentro puede marcar un hito entre nosotros. Nunca habíamos llegado tan lejos, como salir formalmente en un plan romántico, hasta ahora había sido como amigos o por nuestros amigos. Tengo fe - le dio una mirada rápida al espejo, viendo la aprobación de su amiga, quién le sonreía de vuelta con pulgares, llenos de chocolate, arriba.

Tan cercaWhere stories live. Discover now