Capítulo 21: Comida china

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-Yo se lo dije, Nati... Una sola oportunidad tenía y la echó a perder. Se lo advertí.

-Angie, por más que quiera echarle la culpa al cien por ciento, somos dos adultos y yo tengo mi cuota de responsabilidad -Ella masajeaba sus sienes con un aceite de hierbas que su madre le había acercado, mientras su amiga caminaba de un lado al otro, su andar era casi hipnótico debido a la combinación de sus altos zapatos color canela, similar a su piel, y el jean a la cintura que le ajustaba.

-Leo también me lo advirtió a mí -cruzó sus larguísimas piernas, alzando una estilizada ceja, para luego mirarla con recriminación. Natividad gimió en respuesta.

-Te recuerdo que dormí en la casa de otro.

-Sí, sí. Ya lo sé. Me vas a decir que no habías dormido con un hombre antes, bla, bla. No creo que esto cuente porque no hicieron nada mas ¿No es así? -preguntó suspicaz. Se había levantado para abrir la puerta de la habitación. Sus pasos resonaban en el piso plastificado.

-¿Quién no hizo nada más? -indagó, Mani entró en la habitación que estaba en penumbras, correriendo las pesadas cortinas de riel que Natividad se había esmerado en cerrar horas antes.

-Santo cristo. Tierra, trágame -murmuró por lo bajo.

-¿Es necesario que seas tan dramática? -Ángela volvió a abrir la puerta, terminando por cruzarse de brazos, mientras todas miraban a su amiga.

-¿Quién está siendo dramática? - dijo Mari al entrar, trayendo consigo un bol lleno de galletas que su tía Juana le había alcanzado.

Natividad tapó su cabeza con el almohadón más cercano. Desde que Levi la dejara en su casa, su madre había telefoneado a Ángela, quien estaba por trepar las paredes de preocupación, le rogó a su madre que preparara una jarra de café cerrero, negro, como su conciencia en ese momento, y se encerró en su habitación lo más rápido que pudo para después yacer en su cama. Su amiga había venido corriendo, con su séquito completo que incluía a sus primas.

Y ella que pensaba en no moverse en todo el día.

Le ardían las mejillas de la vergüenza, aún. Canceló su ida al taller y dejó a Andrea como encargada, se suponía que Ángela tendría que pasar por el taller y al ver sola a la muchacha, se quedaría q ayudar. Sin su presencia, en ese estado, mucha diferencia no haría, la cabeza la tenía en otro planeta y trabajar con esa disposición era cometer un desastre tras otro.

-Esta intervención es necesaria por lo siguiente... -empezó Manuela, su hermana la miraba, antecediendo lo próximo que diría.

-Estás descarriada -sentenció María.

-Y ese no es el problema -Le cortó Ángela, pero antes de continuar, María habló.

-Estás comportándote como debiste hacerlo hace 10 años, pero no ahora, entonces

-Estás quemando una etapa que no viviste.

Las hermanas habían hablado, una tras otra, casi pisando sus palabras; una terminando la oración de la otra. Ambas asintiendo con la cabeza, en señal de aprobación a lo que, a continuación, diría Ángela.

-Muy bien, The Shinning, tienen razón. Tomamos la decisión de hacer esta intervención por las razones que ya mencionaron, porque necesitas apropiarte de la situación y tomar la responsabilidad ¿está bien? Nosotras te vamos a ayudar.

-Exacto, Priyanka, cuéntanos qué fue lo último que sucedió.

Se dió por aludida y sonrió ante la comparación con la esposa de su hermano Jonas favorito. Se sentó en la cama, seguida por una de las hermanas, rodeando a una Natividad que suspiraba y titiritaba fuerte.

Tan cercaWhere stories live. Discover now