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-¿Qué será de la vida de SunMi?-pregunta TaeHyung a EunJi.

-No sé, hace más de diez años que no sé de ella. De hecho, desde que parimos no he sabido más nada de ella...ni de JiMin y YangMi-se encogió de hombros.

-Al menos me alegra saber que consiguió su propia casa, como nosotros-sonrió y EunJi asintió.

Ambos estaban sentados en el sofá de la sala. EunJi recién llegaba del trabajo como mesera que tenía, y TaeHyung esperaba a JungKook.

-¡Jeon JungKook!¡Mueve el culo, que la salida no es para mañana!-le gritaba TaeHyung al susodicho.

-¡Ya va!¡Ya va!-le gritó de vuelta desde el baño, donde se encontraba terminando de vestirse y arreglarse el cabello.

-¡Joder! Tu hijo se va mañana para el Ejército, y en vez de apurarse, se demora ¡Si te sigues demorando no vas a alcanzar putas!¡Y te vas a quedar sin follar antes de meterte al encierro!-le gritó nuevamente a JungKook, ganándose un golpe por parte de EunJi.

La chica sabía que su hijo era un demonio, y no podía evitar que se comportara como uno, pero intentaba que, al menos SoYeon, se mantuviera en la línea.

Aunque...SoYeon no era un angelito como aparentaba.

-Apresúrate, Jeon. Me quiero bañar-reclamaba SoYeon del otro lado de la puerta.

-¿Vas a salir?-JungKook abrió la puerta y la miró alzando una ceja.

-No-negó con la cabeza-. Pero de veras me quiero bañar-se cruzó de brazos y rió.

-No te irás a ver a algún novio ¿o sí?-frunció su ceño.

-¿Por quién me tomas, JungKook?-preguntó molesta-. En este Infierno jamás  sería capaz de enamorarme de un demonio...al menos no de los que conozco-murmuró.

-Haces bien, hermanita. Haces bien-dio palmaditas en su hombro, depositando luego un beso en la mejilla contraria, y le dio la espalda, yendo en dirección a la sala.

-Celoso-murmuró la castaña risueña.

-Todo tuyo, bebé-se volteó, guiñándole un ojo sonriente, y luego volvió a caminar.

Ambos chicos contaban con dieciocho años de edad. SoYeon comenzaría a trabajar junto a su madre, ya que su pasión, la música humana, no la podía ejercer como quería en el Infierno, y JungKook, apasionado por las luchas y las armas, tendría una semana de entrenamiento para entrar a las filas del Ejército Negro, pero TaeHyung exageraba las cosas diciendo que estaría encerrado de por vida.

JungKook había crecido y como dice el dicho; se había ido en vicio. El chico era alto, bastante robusto, cabello medianamente largo y oscuro, y además, contaba con su espectacular rostro, el cual, con el paso de los años, había mejorado, y como agrego, en una de sus orejas colgaban dos argollas, y en la otra, una argolla y dos aretes de cadena largos.

SoYeon también se había "ido en vicio", pues, al igual que su madre, poseía un esbelto y bien formado cuerpo. Su cabello había crecido hasta poco más por encima de la cintura, y su bello rostro le daba el toque final a su aspecto. Sin embargo, a pesar de ser un ángel, gustaba mucho de vestirse de negro, igual que su hermano.

† ιиfєяиσ † × נєσи נυиg кσσк ×✓Where stories live. Discover now