3. Primera Lección.

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Su respiración estaba tan agitada como la suya pero se quedó quieta a su espalda, esperando a que se decidiera.

-De acuerdo – le dijo muy bajito pero firme – Suéltame y hazme lo que quieras. Pero más vale que me trates con respeto y me pongas un diez – esperaba echar un polvo rápido como si fuera una tipa que acababa de conocer en una discoteca y listo, así, ambas tendrían lo que querían.

La agarró bruscamente del pelo y tiró de su cabeza hacia atrás para decirle tan enfadada que le temblaron las rodillas.

-¡AQUÍ MANDO YO¡ Tendrás la nota que considere, y para aprobar tendrás que superar las seis lecciones del temario ¿Cuáles son?

Se quedó quieta, algo asustada, pero su imposición la excitó de una manera que no le pareció posible en esas circunstancias, y no le hizo daño en absoluto cuando le tiro del pelo, sino todo lo contrario. Aunque desconcertada con la pregunta, obediente le recitó:

1. El derecho penal como conjunto de principios

2. Delitos o faltas 

3. Acción u omisión

 4. Dolo o imprudencia 

5. Penadas por la ley 

6. La Dinámica delictiva

 -Bien, me has ofendido al pensar que no te trataría con respeto te haré arrodillarte por eso y no dudes que te haré lo que quiera, en principio, no pienso soltarte te quiero con las manos quietas, pero se nota que has estudiado. Ahora vas a demostrarme lo que sabes. Primera lección pequeña. – le dijo más calmada aunque aún algo enfadada y la levantó con facilidad como si fuera una muñeca para llevarla hacia su mesa, fue en ese momento cuando unos pasos se escucharon a lo lejos. La puso en el suelo de espaldas a la puerta, le volvió a tapar la boca con la mano y le dijo en voz baja al oído sin perder autoridad.

 -Silencio – estaba algo alterada y se le notaba. La puerta no estaba cerrada con llave y si alguien abría la puerta la escena con la que se iba a encontrar sería muy difícil de explicar y ella sería la mayor perjudicada. Tenía las muñecas esposadas a la espalda, y aunque ella estaba quieta y no pensaba emitir ni un solo sonido, la envolvía firmemente entre sus brazos mientras le cerraba la boca, aunque ella no la denunciara, la despedirán si alguien los encontraba así.

Camila oyó unos golpes que sonaron en la puerta, el corazón empezó a latirle con rapidez amenazando con salir volando de su pecho, y la voz del viejo conserje se escuchó tras ella.

 -Profesora Jauregui voy a cerrar, la facultad está vacía ¿Necesita algo antes de que me vaya?.

-No Manuel, tranquilo – dijo ella relajándose por completo, aunque no la soltó – Cierra bien y márchate que a mi aún me queda un rato y ya es tarde. Hasta el lunes.

-Trabaja demasiado, profesora – dijo el conserje alejándose – Pase un buen fin de semana, señora.

Cuando tuvieron claro que no había nadie, ella se alejó para echar el pestillo a la puerta y decir.

-¿Por dónde íbamos...? Ah sí. Primera lección.

Después del susto se aseguró que nadie las molestaría y cerró la puerta de su despacho con llave, una sonrisa perversa salió de sus labios a verla de espaldas esposada en el centro, quieta con los ojos cerrados, esperando a que empezara a darle una clase que no olvidaría jamás. Iba a desquitarse por todas las veces que la había importunado en clase con preguntas rebeldes que la volvían loca "¿Y porque no se podría...?" "¿Y si en vez ser así, fuera...?" Le haría pagar por todas y cada una de las veces que había soñado con tenerla en su cama y enseñarle disciplina.

Lecciones Privadas - Camren G!pWhere stories live. Discover now