8. El Gran Final .

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Le quitó el antifaz, le dio la vuelta para que quedaran cara a cara y la miró. Camila volvía a estar increíblemente excitada, a pesar del mal trago que había pasado un momento antes, y estaba deseando que esa gran final del que le hablaba consistiera en follársela de forma brutal.

-Si Señora – le respondió con una sonrisa.

-Última lección entonces – le dijo perversa – ¿Si yo te propongo que me desnudes sería un acto...?

-Preparatorio – dijo rápidamente – y usted seria la inductora – añadió resabida.

-Hazlo entonces, para que sea punible tiene que llevarse a cabo o...

-Se haya iniciado ya la ejecución – le dijo y pasó directamente a hacer lo que le había pedido.

Le quitó la chaqueta despacio y empezó a desabrocharle los botones de la camisa con torpeza, menos mal que no llevaba corbata, Lauren no hizo ningún movimiento limitándose a mirarla con una sonrisa malévola. Cuando le quito la camisa se quedó embobada mirando sus perfectos y definidos pectorales que cuando acaricio comprobó que eran duros, pero tenía la piel increíblemente suave le acarició los pechos dejando que sus dedos recorrieran sus detallados abdominales en los que se podía rallar un queso entero. Al tener el pantalón ya desabrochado se limitó a bajárselo, llevándose consigo el bóxer negro que tenía debajo y se liberó de ellos de un movimiento hacia atrás, le sorprendió ver que estaba descalza, detalle en el que antes no se había fijado. Cuando la tuvo desnuda, quedó de pie frente a Lauren admirando la increíble ejemplar diosa griega que tenía delante, estaba emocionada por estar con alguien tan guapa, sexy y bien dotada. Cogió el preservativo de la mesa y se lo puso, le dedicó la más sensual de las sonrisas para decirle:

-Voy a cometer un delito contigo pequeña ¿Serás coautora o cómplice?

-Coautora Señora – le dijo dedicándole su sonrisa más morbosa y perversa.

Lauren la cogió y la volvió a sentar en la mesa, le abrió las piernas y se posiciono para entrar en ella.

Sin dejar de mirarla comenzó a penetrarla lentamente y no paró hasta que estuvo en su interior por completo. Camila nunca se había sentido tan llena.

-Agárrate a mi cuello pequeña, te voy a menear un poco.

Camila se agarró a ella como le pedía, y empezó a entrar y salir de ella con rápidas embestidas aferrándose con fuerza a sus caderas y le cubrió la boca con la suya para besarla mientras ella solo podía pensar en el placer que le estaba proporcionando y gemía sobre sus labios.

Aumentó la velocidad de sus acometidas y ella se abrazó a Lauren para sentir su calor en la piel disfrutando se su salvaje ataque como nunca antes. Le arañaba la espalda, se retorcía y gemía como loca disfrutando del momento y cuando creía que otra explosión llegaba a ella, Lauren redujo el ritmo y volvió a mirarla para volver a preguntarle:

-Pequeña, si todo lo que hemos hecho hoy fueran varios delitos ¿Qué clase de concurso sería?.

Ella era incapaz de pensar y no fue capaz de responder.

-Pararé si no me respondes – la amenazó.

Intentó hacer memoria con todas sus fuerzas y le respondió sin mucha convicción.

-Medial todo ha sido necesario para llegar a esto.

-Fin del examen pequeña, disfruta de la recompensa.

La levantó y la empotró contra una pared y agarrándola de las nalgas comenzó a embestirla brutalmente a un ritmo endemoniado mientras sentía su lengua en el cuello y en su oreja.

-Aquí tienes gatita, mira lo que puedes ganar cuando aprendes disciplina – le dijo ronca al oído, estaba embriagada por el placer.

Gemía tan alto que menos mal que la facultad estaba vacía, porque cualquiera que hubiera estado allí la habría escuchado. Al sentir que llegaba un orgasmo que no podría aguantar le dijo gritando:

-¡Me corro Señora... ¡ No puedo me... me...

Arremetió aún más rápido contra ella y le dijo.

-Córrete conmigo pequeña y lleguemos juntas al cielo.

El orgasmo más intenso que había tenido en su vida la envolvió de tal manera que para ella dejó de existir todo lo que no fueran ellas dos, y cuando se quedaron quietas respirando agitadamente contra la pared, agradeció que la tuviera aún bien sujeta, porque dudaba que sus piernas la sostuvieran. Pareció que le leyó el pensamiento porque en ese instante con ella en brazos se sentó en su sillón con su miembro aún en su interior y la abrazó intensamente mientras su respiración volvía a la normalidad. Le acarició la espalda dulcemente y pasó un largo rato en silencio dejando que la magnitud del momento los envolviera y fuera desapareciendo lentamente.

Una vez estuvo segura que las piernas soportarían su peso, se levantó despacio y se alejó de Lauren para empezar a buscar su ropa. La pelinegra no hizo ademán de detenerla pero la miraba con curiosidad como si fuera un extraño y valioso objeto. Ella se vistió lo más rápidamente que pudo y al terminar la miró muerta de vergüenza y le dijo:

-Bueno... será mejor que me vaya.

-Un momento – la miró con cautela tras unos minutos de incómodo silencio le preguntó - ¿Le has dicho a alguien la nota que te puse en el trabajo?.

-No – le respondió – Joshua los entrego boca abajo como siempre y me enfadé tanto que me fui al momento para casa.

-Bien dámelo – ella lo sacó del bolso y se lo entregó - Voy a revisarlo ¿Seguro que quieres irte?

¡NO¡ Gritó un parte de su cerebro. Ella lo ignoró y le dijo.

-Sí, creo que será lo mejor. Adiós profesora Jauregui.

Se dio la vuelta y después de soltar el pestillo y abrir la puerta escucho mientras salía.

-Hasta pronto Señorita Cabello, no dude que volveremos a vernos. Feliz verano.Ella se alejó por el pasillo sin voltear la cabeza para mirarla, si lo hacía era probable que volviera a lanzarse a sus brazos y no se iría jamás.

Lecciones Privadas - Camren G!pWhere stories live. Discover now