CAPÍTULO 01

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Mi celular vuelve a sonar con el tono especial que es solo suyo, no quiero contestar porque sé lo que dirá, pero de todos modos lo hago esperando que ahora sea diferente.

-¿Aló? -contesto, aun sabiendo que es él quien llama.

-Serena, mi bombón, escúchame antes de cortar, solo unas palabras.

-¿Unas palabras? Eso es lo único que hay entre nosotros, solo palabras -declaro harta de todo-. ¿Con qué me saldrás ahora? -cuestiono.

-¿Dónde estás? Me vine al departamento y está vacío, ¿a dónde fuiste?

-¿Para qué lo quieres saber, Seiya? -pregunto molesta.

-Necesitamos hablar, pero tiene que ser viéndonos a la cara, necesito verte, mi bombón, saber que sigues para mí.

Suelto una carcajada amarga al escuchar las mismas palabras de siempre.

-No hay nada que hablar, es suficiente con lo que sé, suficiente con lo que vi -digo convencida.

-Pero mal interpretaste todo, fue Hotaru quien me besó, lo que viste fue cuando me tomó desprevenido -indica angustiado-. Yo nunca le he dado motivos para actuar de ese modo -sentencia.

-Claro, nunca es tu culpa -señalo-, pero esta no es la primera vez que alguien te besa y tú no eres responsable -afirmo dolida-. La primera vez fue Ann, luego Vanesa, ¿te acuerdas de Mónica? Continúo con la lista para refrescar tu memoria -expreso irónica.

-Pero mi bombón, tú sabes que eres la única -indica-, Serena, nunca nadie ha importado más que tú, te lo juro, te prometo que esta es la última vez que algo así vuelve a suceder -alega enérgico-. Dime dónde estás e iré por ti, mi bombón.

-Deberíamos tomarnos un tiempo, Seiya -declaro afligida-, voy a colgar, iré por mis cosas en otro momento -anuncio agotada.

-¡No, Serena! Mi bombón, solo te pido una última oportunidad, solo déjame demostrarte que eres importante para mí -solicita suplicante.

-Estaré en casa de mis padres, una última oportunidad es todo lo que daré, no más promesas vacías. Adiós -pronuncio y corto la llamada.

Esa misma tarde, Seiya apareció en casa de mis padres con un enorme ramo de rosas, mis favoritas, hablando y hablando sobre como las cosas cambiarían de ahora en adelante, pero todos sabemos que las palabras se las lleva el viento, eran necesarios hechos.

Las primeras semanas fueron de lo más especiales; cenas fuera de casa; idas al cine, como cuando éramos enamorados; salidas con sus amigos, a los cuales nunca antes había conocido, reuniones con los socios de la empresa en la cual recientemente se había hecho socio; pero pasado el mes, nuestros días volvieron a ser los mismos, volvimos a la misma rutina de siempre, él ocupado con su trabajo y yo sola en casa en espera de su llegada, sin embargo, nunca olvidamos el día de nuestra reconciliación.

Los días pasaron tan rápido que hoy cumplimos cinco meses de reconciliación, Seiya me dijo que llegaría temprano, así que después del trabajo, aunque me sentía cansada, decidí preparar algo especial en casa; tengo todo listo y ya solo faltan unos minutos para su regreso, le escribo para saber si está llegando y me lo confirma con un sí.

Me siento en el sofá esperando su llegada, reviso desde mi lugar que todo esté en orden y al ver que nada falta, me acomodo en el mullido sillón y reposo mi cabeza en el espaldar, ya que empiezo a cabecear y a cerrar los ojos del cansancio.

Me despierto asustada por un ruido, miro la hora en mi reloj y veo que es pasada la medianoche, me levanto con dirección a la cocina para revisar la causa de mi sobresalto y me encuentro con mi gata Luna sobre la encimera atacando al pollo que había sacado del horno antes de quedarme dormida.

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