EPÍLOGO

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Han pasado casi dos años desde que inicié mi relación con Darien y hoy iremos a cenar para celebrar nuestros seis meses de convivencia, mi padre y Darien se llevan de maravilla, mi madre sigue encantada con él como si fuera el primer día y yo, yo me siento cada día más enamorada.

Es de noche y estoy lista para que salgamos, pero Darien me sorprende con una cena en casa, me dice que aprovechó el tiempo que tomé para arreglarme, ¿de verdad me demoré tanto tiempo en acicalarme? Luego, recuerdo el obsequio que tengo para él en el cuarto y mis nervios comienzan a aflorar. Lo miro un poco cohibida, Darien me sujeta de la mano y me invita a sentar, veo que ya tiene la mesa preparada, va a la cocina y trae dos platos con fideos cocidos con salsa roja encima.

Comenzamos a comer conversando un poco de nuestro día y cuando es hora del postre, Darien se retira a la cocina y trae con él dos copas, coloca la primera copa delante de mí, cojo la cuchara y cuando estoy a punto de saborear el helado veo a Darien agacharse a mi costado izquierdo, detengo la cuchara en el aire para preguntarle:

—¿Se te cayó algo, cariño?

—No, la verdad no, princesa —dice sonriente, tomando mi mano izquierda.

Me lo quedo mirando, dejando la cuchara en la copa.

—Serena, mi amor, no sé si contigo sucede lo mismo, pero yo me siento seguro de lo que quiero y lo que quiero es tenerte en mi vida para siempre, así que, ¿aceptarías casarte conmigo? —pregunta él, sacando un anillo de una cajita roja de terciopelo.

Me lo quedo viendo, muda por la propuesta y tras unos segundos reacciono.

—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! —grito de la emoción.

Es una sorpresa que no me imaginaba llegaría tan pronto. Ambos nos levantamos y sellamos nuestro amor con pequeño beso que continúa con uno lleno de pasión.

Antes de ir a la recámara, lo detengo a medio camino.

—Cariño, yo también tengo una sorpresa para ti —declaro.

—¿Y cuál es? —pregunta él, ansioso.

—Espérame aquí —pido y corro hacia mi recámara.

Entro al baño y cojo el kit que hacía solo una hora hice uso, me miro al espejo y suspiro nerviosa, aunque con la propuesta que Darien acaba de hacerme, mis miedos deberían desaparecer, salgo del cuarto de baño y cuando estoy por salir de la recámara, me encuentro a Darien que comienza a ingresar al mismo.

—Tramposo —reclamo—, te pedí que me esperaras en donde te dejé —acuso, acercándome a él.

—Lo siento, pero no podía seguir esperando a que regresaras —aclara, rodeando mi cintura en un abrazo—, ahora dime, ¿cuál es mi sorpresa? —consulta.

—Pues, no sé si la noticia te agrede mucho, pero me imagino que al pedirme matrimonio también pensaste en hijos y pues, yo... —No puedo continuar porque siento uno de los dedos de Darien sobre mis labios.

—Princesa, ¿por qué estás nerviosa? Comenzaste a parlotear —afirma, con un pequeño beso sobre mis labios—, ahora, cálmate y dime cuál es mi sorpresa —pide, sonriente.

—Mejor te lo muestro, antes de seguir hablando de más —declaro y le muestro la tira del kit en el que se muestra el resultado positivo.

Darien me mira asombrado, toma el kit de mis dedos y lo mira detenidamente, me vuelve a mirar y sonríe, me toma de la mano y me jala con él hacia la cama, deja el kit sobre la mesa de noche y me eleva del suelo, comenzando a dar vueltas conmigo por la recámara.

Doy gritos de alegría al sentir la felicidad que le produce mi noticia.

—Y yo que pensaba iniciar la búsqueda de nuestra futura hija esta misma noche —declara, dándome un beso en los labios.

—¿Una hija? —pregunto, dejando de reír, para volvernos a besar.

—Claro que sí, quiero a una niña que se parezca a su madre —afirma él.

Comenzamos a besarnos, quitándonos cada una de las prendas que llevamos encima para después perdernos en las múltiples caricias que llenan nuestros cuerpos del placer que experimentamos cada vez que estamos juntos.

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Hola de nuevo, como vieron este es el final de esta pequeña historia, espero que lo hayan disfrutado de principio a fin, así como yo disfruté al escribirla, saludos y cariños para todos y espero sus estrellitas y comentarios.

Saludos a todos, Karli Díaz.

Publicado: 03/05/2020

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