CAPÍTULO 02

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Había pasado más de un año desde que me alejé de Seiya, al principio me costó mucho, ya que siempre él se aparecía en cualquier lugar que yo estuviera, había llegado a acosarme hasta en el trabajo y por un tiempo, había temido porque su obsesión sobrepasara los límites.

Aquel día en que decidí dejar a Seiya, muchas cosas pasaron, cuando llegué al que fuera nuestro departamento, lo encontré a él ahí, me volvió a repetir las mismas palabras que me escribió en sus mensajes, pidiéndome disculpas por no estar conmigo el día anterior, lo encaré, le dije que lo vi y con quién, él como siempre lo negó hasta el final, cuando me fui a mi cuarto y comencé a recoger mis cosas para irme, él me preguntó que qué era lo que hacía, le dije de mi decisión y él me insistió en que volviéramos a intentarlo, que no me volvería a fallar, que de ahora en adelante todo sería diferente, me reí amargamente recordando cada vez que había escuchado las mismas palabras.

Decidida a valorarme, salí del lugar al que en algún momento de los años compartidos llamé hogar, tomé un taxi y salí con rumbo a casa de mis padres, cuando llegué allí, encontré a mi padre con el ceño fruncido y a mi madre escondida en algún lugar de la casa, papá no me dejó pasar del umbral de su casa preguntando que qué hacía ahí y con maletas en mano, que debía estar en mi casa con mi futuro marido, que las peleas conyugales no se arreglaban de la forma en la que yo lo estaba haciendo, me dijo que Seiya lo había llamado hacía solo unos minutos diciendo que venía a por mí para que solucionáramos cuanto antes todos los detalles para nuestra boda.

No podía culpar a mi padre por su reacción, pues nunca, en todos los años que Seiya y yo habíamos estado juntos, ni una solo vez había venido a hablar con ellos sobre sus múltiples infidelidades, era verdad que yo había decidido afrontar sola las consecuencias de mis decisiones, era una forma de autocastigarme por mis malas decisiones, ya que en ese momento me pesaban porque había sido yo quien decidió irse a vivir con él cuando me lo pidió, aun sabiendo de antemano la existencia de sus ocasionales parejas mientras éramos enamorados.

Como no me encontraba de ánimos para tratar de razonar con mi padre, decidí volver a tomar un taxi e ir a casa de mi amiga Rei, sabía de antemano que ella no sería capaz de desampararme en esos momentos que más la necesitaba; en cuanto llegué a su departamento y Rei abrió la puerta, me abalancé sobre ella y comencé a llorar lo que no había llorado las últimas veinticuatro horas, estaba cansada y deprimida, en realidad no había sido fácil salir de mi antiguo hogar e ir donde mis padres y ser recibida como pasó, eran muchos años que dejaba tirados sin opción a recuperar.

Rei no me preguntó nada en ese momento, pero sospechaba lo que pasaba, ya que me acomodó en una de las recámaras que tenía en su departamento, me invitó a descansar y a quedarme el tiempo que creyera necesario, me quedé en el cuarto y descansé por varias horas, cuando salí a buscarla en la sala, me encontré con que todas mis amigas habían llegado, al parecer Rei las había llamado y llegaron con la intención de darme su apoyo incondicional, aunque no supieran que era lo que pasaba realmente, agradecí de todo corazón para mis adentros su sola presencia.

Un momento en que estuvimos solas, Rei me dijo que Seiya había llegado a su casa preguntando por mí, pero que ella se hizo la desentendida y lo mandó al desvió, le dijo que estaría al pendiente de donde me encontraba y que le comunicaría en cuanto supiera algo de mí.

Aprovechando el momento en que volvimos a estar juntas en la sala, me decidí a contarles todo lo que había pasado antes, durante y después de mi noviazgo, ellas escucharon atentas cada palabra que salía de mi boca, asombrándose con cada ocurrencia con la que me había salido Seiya durante todo el tiempo juntos; cuando terminé mi relato, esperé los reproches de cada una, en especial el de Rei que me trataba como a una hija, pero estos no llegaron, en sus miradas solo encontré empatía y comprensión a todo lo que había llegado a vivir, se ofrecieron a ayudarme en todo lo que les fuera posible y me dijeron que estarían al pendiente de lo que necesitará.

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