La vida

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Pero comienza con los Steelcrest, una humilde familia natural de Thundertree.

Habría centenas de historias que podríamos contar de estas ocho personas, cada una con una vida, unos sueños... pero para qué vamos a engañarnos. Quieres saber qué acabó pasando con ellos.

En algún punto del pasado, Deziree Steelcrest tuvo una niña, la tercera hembra pero la sexta hermana, a la que llamaron Lentia. Si piensas que voy a relatar la vida de esa niña desde que nació, estás muy equivocado. Vamos a lo que vamos.

La vida de la joven Lentia, y de su mejor amigo Rolf, giraba en torno al Bosque del Vigilante. Pese a que los paladines de Helm's Hold custodiaban las lindes, ellos dos tenían paso libre gracias a que el primo de Rolf, Luther, era uno de estos muchos caballeros sagrados.

Por desgracia, aquel día se adentraron tanto en el bosque que no había juramentados de Helm para darse cuenta de lo que ocurrió. Aún seguían en el bosque cuando se hizo de noche.

Eran jóvenes, tan jóvenes, cuando los lobos les acorralaron... De haber sabido que una manada de licántropos preparaba una Gran Cacería, ninguno hubiera salido de casa. Pero tuvieron la mala fortuna de encontrarse cara a cara con aquella tribu.

Huyeron durante horas, al menos hasta que los licántropos consiguieron rodearles en un claro allá en las profundidades del bosque. El río ni siquiera se oía.

Uno de los lobos se agazapó, listo para saltar, y Rolf apartó a Lentia de su trayectoria. Lástima que se colocara en el sitio justo, cambiando el lugar de la muchacha por el suyo propio.

El lobo hundió los dientes hasta el hueso. Rolf gritó, y cayó al suelo con las fauces de la bestia aún cerradas sobre su pierna.

Lentia, de rodillas sobre la tierra, tuvo como primer impulso alcanzar a su amigo para intentar apartarle del licántropo. Una orden la detuvo, aunque no iba dirigida a ella sino a los lobos.

Uno de ellos, de color gris, se impuso ante los demás y les dijo algo que Lentia creía evidente.

"Ha salido el sol."

Ella se dio la vuelta, como para confirmarlo, y divisó la esfera ardiente asomándose tras las copas de los árboles. La luz rosada del amanecer se hacía cada vez más intensa. La sangre de Rolf ya no se veía negra, sino roja, mientras pegaba la frente al suelo y se sujetaba la pierna herida. El lobo que le había mordido había sido el primero en recular cuando el otro licántropo dio el alto.

"Han sobrevivido a la cacería." Continuó este, como si estuviera emitiendo la sentencia de un juicio.

"Ella sí. Él no, hermano." Otro lobo, más grande, se abrió paso hasta el frente del grupo. "Uno de nosotros ya lo ha tocado, así que debe morir."

"A la presa que sobreviva a la Gran Cacería durante una noche hasta que salga el día, le será concedido el perdón de su vida y un favor. Lo dice la tradición."

El lobo más grande gruñó, pero no se acercó al otro.

"Soy el jefe de la tribu, Faust. Dirá lo que yo quiera que diga." Contestó entre dientes, y se dio la vuelta hacia Lentia y Rolf, pero antes de que pudiera conminar a sus compañeros a-

"¿Cuál es el favor que quieres, chica?"

Faust, como el jefe le había llamado, se estaba dirigiendo a Lentia.

"Quiero que la vida de mi amigo sea perdonada."

ElegíaWhere stories live. Discover now