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Me siento en la silla de Evan y abro su ordenador admirando la foto de fondo de nuestras vacaciones en su isla, antes de que todo se fuera a la mierda por culpa de mi padre.

Doy vueltas en la silla aburrida y observo las calles de Nueva York a través de la enorme ventanas.

La puerta se abre y mi cansado y agobiado hombre entra revisando papeles con el ceño fruncido con sus gafas negras viéndose tan sexy, profesional y dominante.

—¿Estabas cotilleando Angel? —pregunta con una sonrisa de lado.

—Puede —digo con la misma sonrisa sin dejar de mirar nuestra foto juntos en medio de la playa.

Salimos tan guapos y sobre todo mi Evan que me altera las hormonas con esa sonrisita tan adorable.

Evan llega a mi lado y me da un sonoro beso en los labios dejando sus papeles a un lado y sentándose sobre el escritorio.

—Echaba de menos tenerte aquí —se quita las gafas y se inclina hacia mi acariciando mi mejilla—. Me das tanta paz y me pareces tan sexy y dominante ahí sentada.

Sus ojos recorren mi cuerpo parándose en mis piernas desnudas por la corta falda negra y el gran escote que se forma en mi blusa blanca. Cuando quise venir con el al trabajo quise mostrar una imagen de profesional y seria.

—Estas tan...ardiente así —se levanta de la mesa y se posiciona detrás de la silla—, pero me gustas más desnuda —susurra cerca de mi oído acariciando mi cuello con los dedos.

Un escalofrío recorre mi espina dorsal, mi respiración se atasca en mi garganta y todos mis vellos se ponen de punta.

—Evan... —mi voz sale como un gemido y lo siento sonreír acercándose a mi oreja mordisqueando mi lóbulo.

Cierro los ojos y tuerzo la cabeza dejándole mejor acceso a mi piel. Sus labios van dejando besos desde detrás de mi oreja hacia mi cuello. Un gemido se ahoga en mi garganta cuando su lengua lame mi piel y succiona mordisqueando y seguramente dejándome marca.

Hace girar la silla hacia el y quedamos frente a frente con nuestros alientos acelerados mezclándose.

—Tenemos que estrenar esta mesa —sonríe travieso extendiendo su mano para que me levante.

De forma algo brusca y salvaje me gira pegándose a mi espalda frotando sus caderas contra las mías para que note lo duro que se ha puesto.

Si pudiera notar lo mojada que me ha puesto solo con hacer eso.

De un empujón tira todo lo que había en la mesa hacia el suelo y me hace inclinarme pegando mi pecho sobre la madera. Me levanta la falda y se agacha detrás de mí para bajar mis braguitas. Sus dientes se clavan en mi nalga y suelto un grito seguido de una risa.

—Grita lo que quieras, Angel, nadie puede oírte —deja un beso sobre el mordisco y se pone de nuevo de pie.

El sonido metálico de su cinturón resuena en mis oídos seguido de la cremallera de su pantalones. Me sujeta de las caderas levantando mi culo hacia arriba y se posiciona en mi entrada. Tengo que agarrarme a la mesa por la fuerte y dura embestida que me arranca un gemido alto y un placer delicioso me recorre todo el cuerpo.

Sus manos me recorren entera acariciando toda mi piel si dejar de moverse contra mí creando una fricción deliciosa y embriagadora.

Nuestros cuerpos encajan de cualquier forma, postura y en cualquier lugar y me vuelve loca con cada roce. Busca mi boca inclinándose sobre mi mordisqueando mi labio inferior mezclando nuestros gemidos y lenguas.

Atracción fatal ✔️ (Atracción #2)Where stories live. Discover now