HISTORIAS DE NAGAR

El guardián del norte.

Habían pasado ya 6 años desde que los peculiares habían nacido en los cuatro Fractos. Algunos incluso tenían a sus fieles guardianes a su lado para ayudarles a protegerles, pero no todos habían logrado tener el suyo. En el norte ya había un niño con algún poder que otro haciendo de las suyas...

Deslizándose sobre el hielo sus majestades y su primogénito jugaban plácidamente, estamos al final del invierno y todo comenzaba a notar la primavera, incluso se apreciaba alguna brizna de hierba nueva en las orillas del lago helado.

Pasada la primera hora de juego se escuchó un ruido grave de algo que se rompía en la cascada, parece que el aumento de la temperatura estaba haciendo que el hielo se empezase a derretir en el lago. De pronto los padres de Joseph se percataron de que se había vuelto inestable y se apresuraron a salir del lago al ver pequeñas fisuras en el hielo. Cuando llegaron a tierra firme en la orilla Gina y Näve sintieron un gran alivio tan efímero como un segundo en el tiempo al darse cuenta de que el pequeño Joseph, se había escabullido hacia el centro del lago hacia la cascada efecto de la curiosidad que sintió por el gran ruido. Näve se quiso apresurar, pero una gran grieta fracturo el grueso hielo y se lo impidió. Ambos gritaban desesperados al niño que volviese, pero él seguía hacia delante ya que no los escuchaba.

El ruido se hizo efectivo en un desprendimiento de la cascada helada, cayendo un gran trozo de hielo y dejando al descubierto la entrada a una cueva en la que Joseph parecía verse invitado entrar forzosamente. De manera inevitable el niño con sus marcas incandescentes se adentró, mientras su padre corría por la orilla para intentar recuperar a su hijo.

Dentro de la cueva la claridad del exterior alcanzaba a vislumbrar algunas pinturas en las paredes que hablaban de los tiempos donde la nación del norte había sido un reino prolífico bajo la mano del anterior peculiar, con abundante pesca y los terrenos del valle con grano suficiente para siete inviernos.

Aquella cueva cada vez se sentía más extraña, el calor del habitáculo había aumentado y se oía un resoplar cercano que hacía eco en aquella cavidad. Eso desconcertó al joven poniéndolo en alerta y en un momento donde se dio la vuelta hacia la entrada por donde había venido caminaba de espaldas y de repente, ¡tof! la espalda del joven príncipe había topado con algo grande cálido y.... peludo.

Lenta y cuidadosamente se fue dando la vuelta para darse cuenta de que aquella era la guarida de un oso, era enorme con un pelaje blanco como la nieve con un brillo casi mágico y de él parecía emanar un bao gélido parecido al vapor que se exhala al respirar. El principito retrocedió intentado no hacer ruido, pero accidentalmente tropezó con una piedra y cayó al suelo golpeándose la cabeza causándole una pequeña brecha con sangre.

Aquel gesto despertó al oso, Joseph pudo ver como aquel animal de proporciones desmesuradas se movía y despertaba de su letargo y corrió a esconderse tras una estalactita de la cueva. Cuando el gran oso había despertado por completo, la caverna brillaba en un azul celeste muy luminoso. Joseph podía oír como el oso olfateaba al aire, sabía que el joven estaba allí, el brillo se hizo más intenso acercándose a la estalactita donde él se encontraba, cuando sin más se apagó todo.

Joseph estaba muerto de miedo cuando en la oscuridad escucho unos pasos, intento moverse sigilosamente hacia la salida cuando... ¡tof! (rugido de oso), el gran oso estaba a su espalda y parecía amenazante. Lo había acorralado contra la pared de la cueva, el animal se acercaba mas y mas sobre sus dos patas traseras resoplando:

· Joseph: no te tengo miedo. (levanto la mano con el brazo extendido hacia el gran oso)

El oso se detuvo y se apoyó en sus cuatro extremidades observado el tenue azul que brotaba de la marca del niño y entonces:

· Oso: "Jag älskar is och vatten jag har väntat på dig. Jag är din vårdnadshavare, från och med nu till min död eller din." (Amo del hielo y el agua os he estado esperando. Yo soy vuestro guardián, de ahora en adelante hasta mi muerte o la vuestra.)

Joseph se levantó y caminó hacia el guardián juntando su mano y la cabeza del gran oso. Del pelaje de aquel magnifico ser apareció una coraza de hielo con líneas del mismo color azul que antes iluminaba la cueva. El gran oso bajo su lomo y el joven subió a él y ambos se dirigieron a la salida.

Näve recién llegaba a la entrada de la cueva cuando oyó el resoplido del oso aproximándose a la salida de la misma. Grito susurrando el nombre de su hijo y el niño respondió:

· Joseph: padre estoy bien ya salgo.

El rey se quedó atónito, no pudo creer lo que veía, algo que solamente había oído en leyendas de antes de la gran guerra, era la armadura y montura del su antepasado peculiar del norte. Perplejo lo único que pregunto fue:

· Näve: ¿qué te ha pasado en la cabeza hijo?

· Joseph: nada padre, un mal tropiezo, me pasa por curioso.

· Oso: "Använd vatten, vatten i någon form är din gåva" (Usad el agua, el agua en cualquier forma es vuestro don).

El peculiar bajo de su montura y se aproximó a la gélida agua, esta le subió por el brazo luego el hombro hasta llegar a la herida de su cabeza, curándola por completo y sin dejar marca alguna.

· Näve: Asombroso definitivamente asombroso (murmuraba sorprendido). Bueno hijo volvamos con tu madre, debe estar muerta de miedo.

Los cuatro regresaron al templo de Is donde el guardián permaneció en todo momento con su protegido al que le enseñaría algunas cosas sobre su esencia y su poder llegado el momento.

La bruma se espeso y regreso a la fuente del bosque sagrado cerrando la ventana de esta historia y rebosándose por el este con un tono verde eléctrico que olía a una magia que no se veía desde hace siglos. Los sabios ancianos empezaban a estar cada vez más inquietos y eso que aún faltaban 12 años para que todo tomara un cariz determinante.