Capítulo 14

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Sasha


Abracé la almohada con fuerza y comencé sin dejar de llorar. Dolían, las palabras dolían más que los golpes que mi padre pudiese darme.

— ¿Ahora te prostituyes? — Pestañé varias veces al escuchar las palabras de Enzo — ¿No se suponía que estabas enamorado de nosotros?

— No sé de qué me estás hablando — los miré a ambos — No sé a qué viene todo esto.

— Andas con Julián, te regala cosas en donde se suponía que estabas enamorado de nosotros — dijo Parker, sin dejar de querer matarme con la mirada — No puedes estar detrás de alguien donde se supone que estás enamorado de nosotros, te lo prohíbo...

— No pueden venir y decirme lo que debo de hacer — lo interrumpí.

— Tu no...

— Ustedes son la cosa más hermosa en la que vida me ha dicho que no todo lo puedo tener — dejé salir un suspiro tembloroso — Y como nunca tuve nada, cierro éste ciclo.

— Sasha, no quimos decir eso — dijo Parker —Escúchanos.

— Sólo necesitaba odiarlos para poder amarme.

Era el fin de un ciclo, ni siquiera podía creer que duré casi once años, enamorado de esas dos personas que no tenían el menor tacto para tratar a una persona que era su puta alma gemela. Sólo necesité escuchar esas palabras de parte de ambos para darme cuenta de que ellos simplemente querían a alguien que levantara su ego y ese estúpido fui yo. Me sentía la peor persona de todas.

— No vayas a seguir llorando por esos dos — me reprendió Seth — Porque ya estoy llorando.

— Me dices que no llore y también lo haces, pedazo de burro — sollocé — Me dijeron que era un prostituto... no... eso no... no soy eso.

— Eres mejor que esos dos... sólo estás haciendo lo indispensable para salir del país y de las garras de tus padres, pequeño Sasha — trató de dejar de llorar.

— Eso lo veo difícil, el hermano de Julián no me dijo nada más que me llamaría cuando tuviese las fotos o si estaba listo — sorbí mis mocos — Pero después de hoy ya ni si lo que quiero.

— En unas semanas cumples la mayoría de edad — secó sus lagrimas — Has hecho tantas cosas sin mí en estos días, que creo que ya no me necesitas.

— Te necesito para mí, no soy nadie — sollocé — Mi vida es una mierda de lo peor.

— No lo es, eres fuerte — dijo, dejando salir un suspiro — Ahora, has puesto las cosas en su lugar, que esos niños están ya no te molestarán jamás.

— No me lo recuerdes... — volví a llorar — Se creen la gran cosa, por ser tan guapos y sexis...

— Detente, Sasha — me interrumpió — Mañana irás a la escuela y de seguro que esta semana te llamarán para que salgas de aquí.

— Como si fuera tan fácil — me senté en la cama — Debo de ir al baño, y ahora ni siquiera sé ni cómo bañarme.

— Eres demasiado patético.

*****

Me puse de pie a las seis y media de la mañana, antes de que mi alarma me despertara. Ni siquiera había podido conciliar el sueño en toda la noche. Era martes, el puto martes, apenas y la semana tenía su segundo día y estaba llorando.

Me duché con agua fría, me puse el uniforme. Bajé a la cocina tomando las sobras que dejaron de la cena de anoche, lo cual era extraño, ya que ellos jamás dejan comida a medio terminar. Salí de la casa, olvidando el hecho de que debía de ir a la casa de mis vecinos para que me sepan que ya estaba listo, pero desde que vi a los gemelos en la cocina desde que salí, preferí dar la vuelta y esperar al señor Frederick en la acera.

Perfectamente Nuestro {Gay}Where stories live. Discover now