Serie countryhumans - México Lindo y Querido - Libro 1: Esencia

Capítulo 3: Tu nombre ahora es Nueva España

Le dolía todo el cuerpo y apenas podía respirar, sólo era medio consciente por lapsos de tiempo muy cortos ya que era más el tiempo que estaba delirando por la fiebre que consumía su cuerpo, pero a pesar de todo seguía vivo y ese conocimiento le impulsaba a no rendirse.

El peor daño se encontraba en su espalda, donde antaño se habían encontrado los lazos que le unían con los Yolilistli de sus antiguos territorios. En un principio él lucho para evitar la disociación, pero no importó cuanto se esforzó al final estos fueron separaron tan abruptamente que laceraron su cuerpo, pero sobretodo aquella separación forzada la sintió como una puñalada al corazón que le dejo sin aliento por el dolor que le oprimía el pecho.

Quien realizó aquel acto tan atroz fue un Yolilistli que se presentó como España, su cuerpo era de un impoluto blanco y el único toque de color lo tenía en su cara, en la cual como escudo tenía una especie de equis dentada(1) de un brillante rojo sangre, este Yolilistli llegó tiempo después de que los mexicas y él fueran derrotados, acompañado de otros hombres blancos.

Aquellos hombres eran parecidos y a la vez muy distintos a los primeros invasores, la principal diferencia era sus ropajes que consistían en prendas cafés de una sola pieza desde la parte superior hasta el suelo con un lazo de un tono claro en la cintura, otra diferencia es que no portaban armas sino más bien libros y cruces, y que después supo, se llamaban a su mismos evangelizadores.

Aun recordaba con dolor, impotencia y rabia aquel caluroso día en que conoció a España. Recordaba yacer sentado en el suelo con la espalda recargada en la pared frente a la puerta de una especie de cabaña donde le tenían encerrado y lejos de su gente. A veces sentían que lo miraban por entre las separaciones de las tablas de la puerta, mientras cuchicheaban entre ellos, pero como hablaban en aquella extraña lengua no podía entender que decían, aunque no es como si le importara realmente, su única preocupación consistía en el destino que su gente sufriría a partir de ese momento.

Repentinamente la puerta fue abierta después de tanto tiempo, para dar paso a un poco de luz junto con un extraño Yolilistli que con un caminar altivo y una ceja levantada le miraba con desdén, detrás de él entro una mujer que reconoció como Malinalli(2) quien servía de interprete a Cortés, él no tardó en deducir que hacía ella allí, deducción que quedo confirmada cuando el extraño Yolilistli hablo y ella comenzó a traducir sus palabras a la lengua náhuatl.

–Veo que es cierto que aún existes en este mundo, cuando me lo dijeron no podía creerlo, y he de reconocer que esto me intriga... Sabes, he conocido a otros países(3) o territorios que a estas alturas ya hubieran desaparecido, o al menos tendrían signos de estar desapareciendo, sin embargo tú sigues siendo sólido.

Y como para comprobar sus palabras le piso la mano y aunque eso le causo dolor no se permitió soltar ningún sonido o hacer algún gesto, simplemente mantuvo su mirada desafiante, aun así el otro sonrío burlonamente.

–Eres fuerte, y también tu gente he de concederles eso... Por cierto, disculpa mis modales no me he presentado, mi nombre es España, y me han informado que tú eres México-Tenochtitlan, un nombre muy grande para alguien que en estos momentos luce tan patético. –Dijo mientras se agachaba para agarrarle de la barbilla apretándola cruelmente, sin embargo él permaneció callado, no queriendo dar la satisfacción de reaccionar a aquel claro intento de provocación –¡Oh! así que no me hablaras, bien, no hace falta de todos modos, nada de lo que digas cambiara el destino que a ti y a los tuyos les depara el día de hoy.

Bruscamente tiro de él haciendo que cayera y su cara golpeara el suelo, para posteriormente pisarla evitando de este modo que pudiera levantarla.

–Como sospechaba, la razón de que todavía no desapareces es que aún tienen conectados a ti a tus antiguos territorios, algo raro que solo puede significar que todavía cuentas con algo de apoyo entre ellos, aunque por lo delgados que son no pueden ser mucho.