aruannie 1| ˚✧₊⁺˳✧

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✿ Flores ✿

—¿Qué tanto te valoras a ti misma?— le preguntó Armin al salir con Annie, su amiga.

Se habían conocido gracias a los estudios. Y para él, le había costado mucho acercarse a ella. Tomando incluso meses, ella decidió hablar con él. Al principio, sus conversaciones eran limitadas ya que Annie nunca se disponía a hablar de ella, pero él sentía como si no le importara hasta que ella misma dijo que no le gustaba hablar de ella. Surgiendo aquella pregunta por parte del rubio.

—No entiendo, ¿a qué quieres llegar con esa pregunta?— le cuestionó con voz seria.

—A que te quieras. He descubierto que la gente, a la hora de juzgarse a ellos mismos, ven primero y más sus defectos que virtudes. Y siendo sincero, yo también lo he hecho.

Ella seguía caminado por el parque, no dejaba de mirar sus pies al caminar. Era primavera, y veía como las flores tenían los pétalos más coloridos. Se sentaron en una banca, completamente en silencio, Annie no dejaba de ver la flora que le parecía hermosa y Armin... no dejaba de ver a aquella que le parecía hermosa.

—No dejas de ver las flores, ¿algo en especial?

—No lo sé, tal vez sean los colores.

—Pensé que, si seguía hablando contigo serías más abierta pero, cada vez que hago el intento, lo único qué haces es dejar de hablar— se levantó de su asiento para encaminarse a su casa—. Adiós Annie.

Pero para sorpresa del rubio, Annie habló de ella.

—No te hablaba porque no quería distraerte de que conocieras a personas más interesantes— se levantó de su asiento, teniendo a Armin enfrente de ella, pero él estaba volteado.

—No creo que haya alguien más interesante que tú... al menos no para mí— susurró, pero aún así Annie lo escuchó.

—Pero creo que si hay personas más bellas e interesantes...

Armin se volteó y la miró. Admiró cómo las pupilas de la joven se encontraban dilatadas, y él no pudo evitar sonrojarse.

—No dejabas de ver esas flores, ¿cierto?— dijo señalando con la cabeza y la mirada dichas flores—. Dime si vez algo malo de ellas.

Annie no comprendía a lo que se refería pero aún así giró su cabeza y las miró con detenimiento. Miraba los colores llamativos y las hojas y pétalos con su sospechoso tacto suave. Y los rayos del sol hacían que se deslumbraran, incluso sus pequeñas espinas se veían bien, se podían defender gracias a ellas. En su mente no le llegaba ningún adjetivo negativo para describirlas. Tan delicadas, tan frágiles, tan sensibles... tan bellas.

—No puedo encontrar algo malo de ellas.

—Entonces dime cómo las describirías.

—N-no es vergonzoso— dijo agachando su rostro para ocultar su sonrojo.

—¿No me digas que también eres muy poética para describir la naturaleza? Adelante Annie, quiero escuchar lo que piensas, aunque hables de las flores— dijo mientras la miraba con ternura.

Dudosa, aclaró su garganta. Había leído libros de poesía antes, y le avergonzaba eso pero se sentía cómoda con Armin, porque algo en su interior le decía que él era una buena persona, y no tenía dudas de eso.

—Son tan frágiles, sensibles, delicadas y bellas, aún con las espinas, gracias a ellas se defienden...— suspiró pesadamente—. Que vergüenza— dijo cubriendo su rostro con sus manos.

Armin se acercó a ella y puso sus manos sobre las de ella. Se sentía suaves y ligeramente frías. Las acarició con delicadeza.

—Annie...— pronunció su nombre en voz baja—. Todo lo que pensaste de las flores, es lo que pienso de ti: que son sensibles, delicadas, frágiles y bellas. Y aunque te sepas defender y seas más fuerte que yo... sigues siendo bella y femenina para mi.

El rubio retiró las manos del rostro de Annie, con delicadeza. Y la miró a los ojos y, después de apreciar sus ojos azules cuál cristal. Besó su frente.

Annie sintió cada tacto de él como la suavidad de una nube. Sus manos cálidas le recordaban al sol. Y la hacía sentir dichosa. Hasta que sintió la humedad de los labios del joven posarse en su frente. Su corazón se detuvo. Tal vez no creía en un paraíso o cielo, pero se sintió creyente en ese momento. Cada palabra, cada tacto, cada segundo, no cabía duda de que un sentimiento aumentaba en su interior. Se sintió viva, porque cada parte de su cuerpo sintió el tacto de los labios del joven.

Y deseó fuertemente que sus labios tocaran lo de él. Se percató hasta ese momento que siempre lo deseó.

Y le dolió no darse cuenta de eso antes.

—Adiós, Annie— dijo a la vez que soltaba las manos de la joven, brindándole una sonrisa enternecida—. Nos vemos mañana— se dio media vuelta para luego irse.

Ella jamás había sentido que su nombre fuera algo hermoso, pero cuando lo dijo él, se escuchó como la palabra más hermosa antes dicha.

—Adiós, Armin. Gracias...

Annie quería volver a decir su nombre de nuevo.
Él solo volteó un poco su cabeza para verla una última vez, y dedicarle una sonrisa.

—✿—

Nota de la autora: Perdón si es demasiado corto, no se me ocurrió algo más. Dedicado a NAEM_573 porque de alguna manera, siempre apoyas mis proyectos.

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