eremika 3| ˚✧₊⁺˳✧༚

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𝒔𝒏𝒐𝒘

Alternative Universe

— Vamos Eren, tienes la oportunidad de convivir con tus amigos y aun así no piensas ir — le decía su madre Carla.

Los padres padres de Mikasa habían invitado a la familia de Armin y Eren a una cena por Nochebuena. Aunque claro, Eren tenía cierto inconveniente por ir.

— No quiero ir — murmuraba molestó el pequeño Eren.

— De seguro es porque te averguenza ver a Mikasa.

— ¡¿Qué?! N-no es por eso, mamá.

— Tienes las orejas rojas — decía mientras conducía a su hijo a la puerta tomándolo por los hombros. — Anda, ve. No olvides llevarte tu bufanda puede hacer más frío después — decía mientras le extendía aquella bufanda roja y la enredaba en su cuello con delicadeza.

Una hora más tarde, Mikasa abrió la puerta de su residencia y miró cómo Eren tenía las mejillas enrojecidas.

La cena marchó normal, aunque Mikasa se preocupaba pues, desde hace unas semanas Eren la había estado evitando. Incluso creyó que no vendría a la cena, pero Armin contradijo sus pensamientos asegurándole que no debía preocuparse de nada.

— ¿Podemos salir un momento? — le preguntó Mikasa a sus padres, a lo que ellos asintieron con la cabeza.

Entre Armin y Eren hicieron una guerra de bolas de nieve. Mientras que Mikasa cuidadosamente armaba un muñeco de nieve.

— Wow Mikasa, te está quedando muy bien — decía Eren a la vez que esquivaba la nieve que Armin le lanzaba; aunque este ya se había cansado tanto que solo llegaban a los 2 metros de distancia.

— ¿Puedo ayudarte en algo? — preguntó Armin, rindiéndose y aceptando la derrota para ir con Mikasa.

Mikasa miraba al muñeco de nieve, inconcluso, seria. Después, volteó a ver tanto a Eren como a Armin y sonrió.

— Necesitamos hacer el rostro, ¿no creen?

— Si, yo te ayudo a hacer la nariz. Iré a buscar una zanahoria — decía Armin entusiasmado, corriendo de vuelta a casa de su amiga.

Mientras que Eren solo veía a Mikasa, se encontraba avergonzado, pero ella no se daba cuenta pues estaba ocupada buscando materiales para hacer construir el rostro del muñeco de nieve.

— Hace frío hoy más que de costumbre, ¿verdad Eren?

Eren al ver que Mikasa se dirigía a él se acercó a entregarle un par de rocas para formar el rostro de aquella montura de nieve. 

— Mikasa yo... — trataba de formular las siguientes palabras, pero no podía. ¿Desde cuándo se había vuelto tan dificil hablarle?

Al parecer Mikasa no logró escucharlo, pues se vería inmersa decorando al hombre de nieve, comenzaba a tener un rostro. La niña de cabello azabache tosió unos segundos, lo cual alarmó al niño que portaba una bufanda roja. 

— ¿Tienes frío? ¿Estás bien? — le preguntaba mientras la miraba preocupado.

— No te preocupes, tranquilo.

Eren tomó la bufanda roja que rodeaba su cuello y con delicadeza la colocó en el cuello de Mikasa.

Él no sentía mucho más que estupidez. La luz de luna y los copos de nieve volvían, desde los ojos de Eren, a Mikasa aún más hermosa de lo que ya era, el cabello azabache tenía un brillo peculiar con la luz directa del satélite. Y los ojos de la chica se habían vuelto luminosos en aquella atmósfera oscura. Eren, a pesar de estar enfrente de ella, no podía transmitirle con palabras la belleza de Mikasa; aunque también su vocabulario de un niño de 11 años también lo limitaba. 

— ¿Y-ya no tienes frío, Mikasa? — cuestionó mientras desviaba la vista de ella, no quería que se diera cuenta de que sus mejillas se encontraban enrojecidas de nuevo.

— No — respondió, igualmente, con la cabeza. — ¿Qué hay de ti? ¿Te sientes bien? Es que tus mejillas... 

— N-no debes preocuparte por mi, yo estoy bien si tú estás bien.

Mikasa la miró confundida. 

— Olvídalo, lo dije sin pensar. Será mejor que entremos, no quiero que te enfermes — dijo a la vez que tomó de la mano a Mikasa para encaminarse de nuevo al hogar de su amiga. 

Unos minutos después de entrar, miraron los regalos debajo del árbol de Navidad. Armin les explicó que había ayudado a acomodar los regalos y por eso había tardado tanto en regresar. Los padres de los 3 niños los invitaron a abrir los regalos. En cuanto Eren iba a ir a tomar su regalo, Mikasa tomó la manga del suéter de su amigo. 

— Muchas gracias por prestarme la bufanda — decía mientras le entregaba la bufanda, a lo que Eren se negó. 

— Quédatela, se te ve mejor a ti — confesó.

Mikasa sonrió y le agradeció con un abrazo. 

Tal vez otro día le diría sus sentimientos.

𝑓𝑖𝑛.

N/A: Se suponía que esto iba para Navidad pero no logré subirlo a tiempo. Perdón :(

Igualmente espero y les haya gustado, esto ha sido muy espontáneo.


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