Parece lógico

13 0 0
                                    

No, no. No te creas. No soy homofóbico. Respeto completamente lo que hacen e-e-esos; pero me da asco verlos o saber que existen. No es algo político tal cual, es lo natural. Soy un valiente defensor de la heterosexualidad y me niego a aceptar que existan esas horribles-

No, no estoy exagerando. ¡Es antinatural! ¿Alguna vez has visto que puedas conectar un cable con otro por su cabezal? Bueno, sí. Los cables no son algo natural. Ya, ya. Existen extensiones ¡Pero mi punto queda! No hay forma de que cambies mi parecer sobre eso.

¿Personal? No, no. Esto no es personal. ¿Por qué sería personal? No es como si mi odio por todo un colectivo proviniera de una sola experiencia con alguno de su clase ¡Es ridículo! Esto no tiene nada que ver con lo que pasó con Lorena.

¿Lorena? ¿Cómo sabes de Lorena? Si insistes tanto, tendré que contarte mi penosa ocurrencia con esa hermosa universitaria. Todo ocurrió el verano pasado, cuando estaba a punto de terminar mi turno en el patio de comidas. Un grupo de la Villareal reclamó como suya una mesa cercana a mi puesto, ahí fue donde la vi por primera vez. Se veía tan brillante, tan joven, tan vívida, tan bien ceñida en esos leggins morados que me enloquecieron. Una clase de belleza que solo unos diez o quince años menos de los que tengo podrían dar.

Se acercó junto con tres amigas a pedir un combo familiar. Sacó su tarjeta para pagar y, al tomarla de su mano, sentí sus uñas finamente cuidadas. Todo mi ser explotó en pasión por tener a ese ángel rozando mi piel. Al ver su tarjeta caer por mi torpeza, ella soltó una risita y me dio una mirada que debía significar que ella sentía la misma conexión que yo. Al darle su ticket, me miró de nuevo con el mismo deseo y me agradeció. Nadie me agradece nunca cuando les atiendo, esa fue otra razón por la que creí que estábamos destinados el uno para el otro.

En el cambio de turno, corrí a ponerme el saco con el que siempre voy al trabajo. Unas manchas de mostaza no iban a detener mi confesión y ella, incluso con ese uniforme rojo percudido, se pudo fijar en mí así que no interesaba como me viera. Salgo corriendo hacia el patio de comidas y veo como ella se ríe con sus amigos. Una tiene su brazo alrededor de su cintura. Cosa de amigas supongo. La mano se reafirma en sus caderas y con un toque cariñoso pero decidido, Lorena se besa con su amiga mientras el resto coreaba ovaciones. Hiperventilé al ver cómo sus lenguas se entrelazaban con tanta lascivia. Era una escena vomitiva. ¿Por qué con ella cuando fuiste tan amable conmigo? ¡Hasta me dijiste gracias, ingrata! ¿Por qué las mujeres son tan malagradecidas con los chicos buenos?

Pero eso no tuvo nada que ver con cómo pienso sobre esos homosexuales. Pa-ra na-da. Solo te lo conté porque preguntaste. Entonces, un combo cuatro con papas extras. ¿Alguna salsa? Ahí está. Gracias por preferirnos, vuelva pronto.

DecepcionesWhere stories live. Discover now