Viaje propio

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La voz chillona de una de las tutoras no paraba de sermonearnos sobre "la unidad de la promoción" y como "todos debíamos ser amigos", un discurso algo hipócrita de su parte ya que fueron sus propios protegidos quienes dinamitaron nuestras esperanzas de tener un viaje asequible a la mayoría de los estudiantes. La frustración era clara entre todos, sobre todo porque ese grupo de mimados ya tenía asegurado el viaje a México por el cual sus padres tanto había pataleado en cada reunión. Cuando la profesora por fin se cayó, empezó el eterno retorno a las aulas al compás de los rumores y chismes que se disparaban de extremo a otro de la fila. Uno de ellos llegó desde mi espalda a través de mi amigo Samuel. "Marya está diciendo para hacer un viaje solo con los del grupito. ¿Le entras?"

El grupo de WhatsApp ya estaba listo para las siete de ese mismo día y, a solo una hora de su nacimiento, se encontraba lleno de posibles destinos, paquetes y fechas de viaje. Estas coincidían en su cercanía, su bajo costo y duración de un fin de semana. Para cuando me fui a dormir, el consenso fue un recreo campestre por Chosica o Chaclacayo en el cual acamparemos. Las esperanzas me acompañaron en cuanto apagué la luz.

Antes que me diera cuenta, ya estaba en el bus de camino sentado entre mis dos mejores amigos. La emoción de todos saltaba de asiento a asiento con cada broma, con cada juego, con cada comentario de doble sentido. Mi sitio se transformó en una roca que descansaba al lado de las carpas. Los demás estaban echados en el pasto con su celular, explorando el río contiguo o buscando donde estaba el restaurante. Decidí echarme a ver el cielo despejado y cerré mis ojos al ser superado por lo pacífico del campo.

Desperté en mi cuarto lo suficientemente confundidopara haber buscado el río por cinco segundos. Como decostumbre, revisé mi celular para encontrar unos 150 mensajesdel grupo de viaje. Lo poco que entendí de ellos es que Marya seguía insistiendo con ir a un resort carísimo quedos amigas no podían pagar. Al parecer la discusión se puso tan intensaque terminó con al menos cuatro de los siete miembros saliéndose del grupo. Al apagar elcelular, se me escapó una risa: Al menos ya había tenido mi propio viaje.

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