Capítulo XIII

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Desembarcaron en Puerto Blanco y comenzaron la marcha desde ahí. Pasaron poco menos de tres semanas en el mar, realizando el viaje en un tiempo récord.

El compromiso de la Reina de Dragones y el Rey del Norte ya era conocido en todo el reino, por lo que su desfile no solo representaba su alianza, si no su unión. Lyanna iba a caballo justo delante de un montón de Inmaculados, ya que era la escolta personal del Rey. A su lado iba Jorah Mormont. Lyanna suponía que nadie más que él comprendía como se sentía en ese momento.

Bran había vuelto establecer las barreras que una vez la separaron de ella misma, pero estas no eran ni lo mitad de fuertes de lo que alguna vez habían sido, por lo que pudo apreciar lo que la rodeaba.

Iba cubierta por una capucha por lo que no llamo la atención, aunque varios murmullos parecían decir su nombre. La visión del que había sido su hogar la ahogo ligeramente, pero reacciono cuando los dragones sobrevolaron el ejército danzando entre ellos, como si fueran un par de niños jugando entre sí.

Tuvo que morderse los labios cuando llegaron a la fortaleza y vio a Bran esperarlos junto a sus hermanas.

Sansa era mucho más alta de lo que recordaba, de la misma estura de Lady Catelyn y llevaba un vestido hermoso, obviamente hecho por ella, con las escamas de los Tully, las hojas de los Arcianos y los huargos de los Stark. Era tan hermosa como Daenerys, y su postura era tan poderosa como la de una reina. Lyanna sonrió al notarla.

Arya era otra historia. Se veía de la estura de Lyanna, con los ojos de su padre y una belleza mucho mas salvaje que la de su hermana. Iba con una armadura de cuero, tal como la de ella, y tenia armas visibles. Ella, a diferencia de su hermana, pareció notar a Lyanna y a todos aquellos que la rodeaban. La mirada de Arya era mucho mas aterradora que la de su hermana.

Jon bajo de su montura y se apresuro a ayudar a su prometida con delicadeza, y se acercó a su hermano y le abrazo con cariño.

- Mírate – le dijo mientras despeinaba su cabello como solía hacer cuando era niño –. ¡Eres todo un hombre!

- Casi – respondió Bran, por lo que Lyanna soltó una carcajada.

La siguiente persona en saludar fue Arya. Jon tuvo que contener las lágrimas cuando la alzo y la sujeto con fuerza.

- Mi hermanita – su voz estaba a punto de cobrarse.

La muchacha no respondió, pero algo en su mirada prometía que se pondrían al día después. Por último, saludo a Sansa con un sincero abrazo, sacándole una sonrisa a Lyanna. Era otra cosa ver a Sansa aceptar a Jon en persona.

- Mi reina – presento Jon ante la mirada tensa de Sansa –. Daenerys de la Casa Targaryen.

- He oído muchos rumores sobre su belleza, Lady Sansa – saludo la reina que se veía nerviosa –. Es un honor finalmente conocerla.

- Invernalia es suya, Alteza.

Lyanna, al notar la tensión, se quitó la capucha acercándose a Bran y arrodillándose frente a él.

- Te dije que siempre cumplía mis promesas – saludo mientras Bran ponía una mano en su mejilla.

- Te ves horrible – su voz, sin ningún tipo de tono, hacia la situación más hilarante de la que debería. O, lo más seguro, era que la mente de Lyanna estaba tan destrozada que encontraba humor en la mierda de Bran.

Se puso de pie y vio los rostros pálidos y sorprendidos de las dos hermanas Stark, aunque la de Arya parecía completamente involuntaria. Entonces, Lyanna se sintió completamente fuera de lugar, por lo que hizo una pequeña reverencia ante ellas.

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