LIX

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Joaquín observaba en la soledad de su cuarto el peluche de orejas plateadas que tenía en sus manos. Su sonrisa oculta en la oscuridad de la habitación, un pequeño sonrojo al recordar lo que había pasado ese día entre él y el alfa. Recordando con felicidad que había logrado volver a tenerlo entre sus brazos, escuchando dulces palabras de su parte y no hirientes como anteriormente había ocurrido.




Acarició con dulzura el suave pelo sintético de color blanco puro mientras daba un ligero apretón. Era algo sumamente tierno, adorable, digno para apretujar y cuidar. Por eso, después de analizarlo unos minutos más, le dio un pequeño beso para dejarlo con suavidad sobre su escritorio, al lado del bloc donde tenía los dibujos de Emilio.




Se acomodó en su lecho, arropándose bien mientras suspiraba al recordar nuevamente el momento del abrazo con el alfa, olvidando el amargo instante en que vio a otro omega besarlo.






♡Feel Me♡







Emilio daba vueltas en su cama, el sueño negándose a llegar a él. El recuerdo de Joaquín invadiendo su mente.



No podía evitar pensar en el menor, en las sensaciones vividas cuando lo tuvo entre sus brazos, cuando le confesó su amor a pesar de que aún no hubiesen hablado con respecto a la pelea que tuvieron. Sin embargo fue inevitable sincerarse con él, abrir su corazón un instante después de todo lo que había pasado el omega. Su alfa se lo pedía, que fuera amable con el chico que había hecho que su corazón sintiera por primera vez lo que llamaban amor. Ese sentimiento que tantos pros y contras tenía.



Abrumado por tantos pensamientos y sentimientos juntos tomó sus cosas y como los años de experiencia le habían enseñado, comenzó a escribir.



"El debate en relación al amor es algo sumamente complejo y grande, casi a partes iguales están las personas que afirman que es un mito, un método del ser humano para no sentirse solo y sobrevivir en este podrido mundo. Pero también está esa porción, igual o quizás una pizca más grande que la anterior, que afirma que el amor existe. En este grupo se pueden ver dos grandes subunidades más, los que pueden jurar que el amor es basura, el sentimiento más doloroso e inútil del mundo. Mientras que la otra parte afirma que el amor, a pesar de doloroso, es el sentimiento más hermoso que el ser humano puede sentir.


Yo pertenezco a este último.


Al principio, cuando el amor comenzaba a hacerse un espacio en mi corazón, supe que sería algo duro y difícil. No sólo porque se trataba de la primera vez, sino porque notaba que la relación no sería como las de aquellas parejas que alguna vez escuché en la universidad, diciéndose te amo casi a los pocos días y planeando la boda a las semanas. Quizás mi sexto sentido (que irónico sonó eso) me estaba advirtiendo que mi verdadero amor no sería como el de esas películas exageradamente románticas cuyos finales eran perfectos. Era como si me estuviera preparando para lo peor, para el rechazo, la tristeza y el llanto. Preparándome para ver el lado malo del amor, que conociera todas sus facetas y pudiera comprender que a pesar de que puede ser de color negro tenebroso, también podía ser de un blanco luminoso, esperanzador. Ambos haciéndose uno hasta formar un gris medio, neutral, que mostraba claramente que el amor era como el yin yang, que así como en lo bueno siempre había algo malo, en lo malo también podía haber una pizca de todo lo bueno. Porque en cada pelea o diferencia que podía tener con Joaco, había siempre una dulce reconciliación que me hacía conocer una faceta más del lindo muchacho del cual me enamoré. Así como al mismo tiempo, en cada bonito momento a su lado había siempre una pizca de duda e inseguridad de su parte que tornaba incómoda la relación.

Feel Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora