Seis

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Estaba pensando en todo lo que ha sucedido. Mi noviazgo con Minato va bien, tan bien que me asusta. Él es cariñoso conmigo y eso hace que me enamoré más y más.

Pero si va tan bien, ¿porque me siento tan vacío?, como si algo no encajara, ayer recibí una noticia, la noticia tan esperada, pronto sería recibido por los Anbu. Solo tenía que terminar mi entrenamiento. Minato aún no se enteraba y quería que fuera una sorpresa.

Justo ahora estoy dando una vuelta por la aldea con la compañía de Obito, nos hemos vuelto cercanos, Obito no paraba de hablar que apenas llevaba el hilo de la conversación.

—Como te digo, hoy invite a Rin y adivina, adivina -dice dando un golpe suave en mi hombro.

—¿Que? -digo rendido por su emoción.

—¡Acepto! estoy tan feliz que podría besarte -dice abrazándome por el hombro, comenzó a zarandearme de un lado a otro.

—Basta -le digo tratando de no golpearlo.

—Es que estoy tan feliz -dice aún con esa sonrisa que muestra sus dientes.

Cuando estaba a punto de replicar y decir que exageraba me corté de golpe al ver a Minato paseando felizmente con esa mujer, sabía muy bien que entre ella y él no hay nada pero mi corazón se entristeció, Minato me comentó que hoy no me vería porque tendría una reunión.

¿Quiere decir que me mintió?

—Se que se mira mal, piénsalo dos veces antes de sacar una conclusión -me recomienda Obito al ver mi mirada fija en mi maestro y si, Obito me obligó a decirle con quien salía, y ahora el porque de lo cercanos que somos.

—Lo se...-murmure.

—Mejor deja que te explique mañana -dice sonriente. Definitivamente la actitud de Obito es contagiosa. Asiento y me dejó que tome la mano para guiarme a cualquier lugar que quiera.

Pasamos la noche corriendo de un lugar a otro. Cuando llegue a casa recordé que mañana no había entrenamiento y quedé con Obito pasar la tarde en su casa junto a su abuela. Así que me lancé a la cama dispuesto a descansar.

—Veo que la pasaste bien -escuche decir a Minato.

—Deberías dejar de entrar a mi casa de esa manera, existen las puertas -mencione sin dejar mi cómoda cama.

—No mencionaste que saldrías con Uchiha -solo reí sin gracia. Tampoco lo hiciste tú, pensé en decirle.

—¿Lo siento? -pregunte con irónia.

—Kakashi...¿estas molesto?

—No ¿por que lo estaría? -respondo sin tratar de ser brusco. No funcionó.

—Se que me viste con Kushina y no quiero que pienses mal -dice sentándose a mi espalda.

—Estoy cansado, puedes quedarte si quieres -digo mientras me cubro con la cobija.

No respondió y agradezco eso. No quería discutir ya mañana sería otro día.

Él durmió conmigo esa noche y sentí sus brazos envolver mi cuerpo.

Escuché decir un "lo siento"  algo en mi decía que no se disculpaba por lo sucedido, si no por algo mucho más ocultó, algo que pronto descubriría.


[...]

Los días pasaron y creí en la excusa barata que me dio mi maestro y todo porque lo amo.

Estamos reunidos y ese día mis compañeros me darían un obsequio. Obito orgulloso se negó a felicitarme por mi esfuerzo. Minato me dio el mejor regalo de todos y juro por mi vida que lo conservaré hasta el día de mi muerte. Rin también me dio un regalo.

Pero nunca pensé que ese día se volvería tan horrible. Obito yacía bajo una enorme roca. Mi garganta de pronto de secó y me sentía inútil al no poderlo ayudar, el llanto de Rin hacía que todo el panorama empeorara.

Sus últimas palabras fueron dedicadas a mi, y ahora se cual es el obsequio que si me llevaré a la tumba.

Esa noche desaparecí. No soportaba ni verme al espejo y preferí ocultar esa parte que me recordaba a Obito. Pensé que todo iría bien. Que equivocado estaba.

Una semana pasó, y yo me presenté de nuevo al entrenamiento, pase una semana sin ver a mi novio. Que raro suena esa palabra, y ahora que la digo no siento nada.

—Hola -me saluda Rin con timidez.

Solo la observó de reojo y no respondo.

Minato me envió a casa. Dice que un no estoy listo.

Ese día él llegó y durmió conmigo. Pero solo me sentí como un muñeco ¿porque me siento tan extraño? ¿que esta mal conmigo?


[...]

El tiempo avanza rápido.

Y creo que ya lo supere.

Minato esta mas cariñoso que de costumbre y siento que ya me está comenzando amar.

Estúpido, me gritó la ¿consciencia? , no entendí del ¿porque estúpido? Si Minato me ama. Me ama y yo lo amo a él.

Me siento tan extraño desde que recibí el "regalo" de Obito. Es como si una parte de mi gritara cada vez que mi maestro me habla bonito.

—¿Que sucede? -pregunta apretando mi cuerpo más contra el suyo.

—Nada. Sólo me siento cansado, nada más -mentí. Minato asiente no tan convencido.

Trató de reponerme y gracias a la ayuda de Rin y Minato lo estoy logrando.

No me dejan solo, y me encanta el apoyo que estoy recibiendo.

—Sabes Kakashi, tú serás un excelente maestro cuando crezcas -me dice sonriendo mientras deja un beso en mi frente.

—No lo creo -respondo.

—Lo digo encerio, veo mucho potencial en ti, amor -me sonrojo a lo dicho. Mi corazón late con fuerza y sonrío inconsciente.

—Eso lo veremos -digo bajo. Sujeto sus mejillas y lo beso sin quitarme la mascara.

Él me mira por unos segundos y me abraza. Me abraza con fuerza como si temiera que me fuera de su lado.

—Kakashi...-susurra saboreando cada letra de mi nombre, o más bien pareció una súplica silenciosa.

De nuevo ese sentimiento de vacío volvió. Me sentí muy triste.

Mi mente se vuelve un lío tratando de descifrar sus palabras. Pero no puedo. Siento que sabré el significado más adelante.

Tal vez en un futuro no muy lejano. Un futuro que en vez de ser colorido se volverá tan gris y oscuro.

Ese futuro está solo a la vuelta de la esquina.

Quizá está noche es nuestro último día juntos. Quizá por eso me beso hasta cansarse. Quizá por eso me sostuvo con fuerza. Quizá por eso repitió mi nombre hasta gastarlo. Quizá por eso me dijo...

—Te amo, Kakashi

En el fondo de mi corazón deseé que jamás hubiera dicho esas palabras.

Quizá así mi corazón no hubiera sufrido tanto.







Continuara...

Sólo falta un capítulo y el epílogo y se acaba.

Nos leemos pronto...

Se mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora