desorden obsesivo compulsivo ☹ a.i

-espejos en cuatro paredes.

Su mamá la abofeteó una vez más, y Robyn no hizo más que mirar al piso de madera.

“Ve a tu cuarto y quedate ahí, no quiero volver a ver tu maldita cara” La mamá de Robyn escupió con asco, tomó una botella de cerveza y dejó la casa.

Las lágrimas de Robyn no se detenían, se acurrucó en el suelo, abrazando sus temblorosas piernas, escondiendo su cara en sus manos sangrientas.

El dolor no se detenía, y se arrepintió de haber golpeado la pared.

Después de lloriquear un rato, Robyn se levantó. No podía sentir más que el gran dolor en el corazón y tristeza. Ella se odiaba a si misma.

La pelea que había tenido con su mamá había sido terrible, su mamá la abofeteó, la golpeó y la llamó una infinidad de cosas que tardaría semanas en poder escribir.

Se sentía mal al odiar a su mamá.

Robyn caminó hasta cuarto, el cuál estaba rodeado de espejos. Hace unos meses, Robyn comprendió porque estaban ahí.

Estaban ahí para asustarla, ya que ella odiaba verse a si misma. Ella lentamente se ponía a apuntar cada defecto que tenía, pero esta vez, esta vez era diferente. La cantidad de odio que estaba sintiendo la hizo golpear uno de los espejos, haciendo que sus nudillos le dolieran más, pero no le importó.

El espejo se quebró, haciendo que entrara en pánico. Su mamá la mataría si encontraba que había roto otro espejo, pero de nuevo, a Robyn no le importó.

El dolor que su mamá la hacia sentir nunca se iba a comparar con el dolor que ella se hacia sentir.

Se remango sus mangas, y sus temblorosas manos empezaron a acariciar las viejas marcas de quemaduras. Cada que Robyn estaba enojada, con ella misma o con los demás, prendía un cigarro y lo presionaba sobre su pálida piel.

Odiaba esto. Odiaba sentirse así. Odiaba tener que sentir ese gran dolor todos los días.

De repente empezó a pensar en Ashton. Y entonces se tranquilizó, el dolor desapareció y fue remplazado por una débil sonrisa.

Ella quería con muchas ganas ver a Ashton. El era el único que podía tranquilizarla. Pero tenia miedo, eran las tres de la mañana, posiblemente el estaba dormido.

Pero en realidad necesitaba a alguien, no quería estar sola. Así que se levantó y salio, estaba dispuesta a ir a casa de Ashton.

No estaba muy segura de donde estaba el apartamento de Ashton. Pero había ido dos veces y podía recordar un poco donde era.

Después de veinticinco minutos de caminar, llegó. Subió directo al elevador y presionó el número 5.

Cuando salio del elevador fue directo a su puerta, tocó una vez. No hubo respuesta. No estaba sorprendida, Robyn pensó que era la oportunidad para huir, cuando un recién levantado y sin camisa Ashton Irwin le abrió la puerta.

”¿Robyn? ¿Que estas haciendo acá?” La preocupación en la voz de Ashton era notoria. El la dejó entrar mientras se tallaba los ojos.

“Yo... Solo necesitaba alguien con quien hablar, siento haberte despertado, debería irme” Dijo ella sintiendose mal, siempre arruinaba todo.

“No, claro que no, ¿que pasa?”

Ellos se sentaron y ahí fue cuando Robyn dejo salir todo, le dijo todo a Ashton. Eso si, no lloro. No se permitía llorar.

Todo lo que dijo hizo que Ashton se tuviera que limpiar unas lágrimas, no se imaginaba a Robyn en esa situación.

El la abrazó muy fuerte, y ella empezó a llorar en su hombro. Se sintió avergonzada pero trató de eliminar ese sentimiento. Estaba con Ashton, nada importaba mientras Ashton estuviera a su lado.

Ella estaba muy feliz de tener a Ashton, tanto que sonrió, hace mucho que no sonreía.

Pero Robyn no podía controlar el hecho de que siempre terminaba hiriendo a las personas que quería.