cinco

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El entrecerró sus ojos y me dijo:

–Bueno, yo no lo imaginé pero sí vi que eras linda

Hice un gesto con mis hombros. ¿Puedo besarlo?

En mi cabeza no pasaba otra cosa. Si esto estuviese ocurriendo en un boliche de la ciudad, probablemente ya lo estaría besando, ¿qué tantas vueltas?

–¿Vamos un rato afuera?

Afuera, o sea, ¿dónde hay tierra? No, ¿para qué?

Al segundo descubrí que las miradas estaban aún más puestas en mí. El me miró y creo que entendí.
Salimos juntos, yo delante de él y el agarrando mi cintura.

Cuando llegamos al parque de la casa, me di cuenta que había más personas ahí que adentro. El insultó por debajo y me guió por un pasillo hasta el frente, por donde habíamos entrado. También había muchas personas ahí, rápidamente me miró y me dijo:

–¿Vamos a otro lado?

Asentí un poco con mi cabeza. No, en la ciudad no iba a ningún lado si no conocía al otro. Pero bueno, era amigo de los chicos y era hermoso, ¿qué más necesitaba? Solo quería besarlo.

Me sonrió y me ofreció su mano, es un... ¿es un casco?

-Ah no, no hay chance de que me suba a una moto

–¿Te da miedo? No hay tráfico acá, Male

Me dio ternura su 'Male' y sin muchas vueltas agarré el casco. Se sentó en la moto y yo me acomode atrás suyo. Se me erizó la piel con lo cerca que lo tenía.

–Agarrate, tonta- Me dijo divertido y lo tomé con algo de vergüenza por la cintura.

Sí, no había mucho tráfico pero sí, iba muy rápido.

Cerré mis ojos para pensar un rato. ¿Qué estaba haciendo? ¿Debía volver con mi amiga? Ella estaba con Lucas así que no creo que le de mucha importancia. ¿A dónde me llevaba? Abrí los ojos y sonreí.

El pueblo no tenía más de 20 cuadras, y al final de la avenida principal, había un bosque con un arroyo enorme. De chicas pasábamos mucho tiempo allí, jugando. Ahora sólo íbamos a tomar unas cervezas o a pasar un rato.

El frenó y rápidamente lo solté. Sentí su risa y observé un poco, estaba tan oscuro que daba miedo.

–Hace tanto no venía acá

El me miró.

–¿De donde saliste?- Preguntó intrigado y yo reí.

–De la panza de mi madre, supongo

–Tonta- Me dijo divertido y se sentó en un tronco.

Todo el deseo de hace un rato parecía haber desaparecido.

–Soy amiga de Sol, y vengo a visitarla desde que se mudó. Antes lo hacía más seguido pero...

Pero, arruine mi adolescencia. Negué con mi cabeza y cambié de tema.

–¿Por qué nunca te vi?

El me miró extrañado.

–¿Pero...?

Sí, quería que continúe.

–Pero me puse de novia- Dije directamente y sus ojos se abrieron. Me dio risa y aclaré. –Ya no, por algo estoy acá

Se hizo el aliviado y le pegué mientras me sentaba a su lado.

– ¿Qué hacemos acá?

–Si te besaba enfrente de todos, el pueblo sería un chismerío

La piel se me erizó de la naturalidad de la oración. ¿Qué mierda?

–Creo que todos me conocen- Aclaré algo nerviosa, ¿qué debía hacer en estos momentos?

–Todos menos yo- Se rió y mis ojos se clavaron en el.

–Vivo en un pueblo aún más chico que este, a unos nueve kilómetros. Vine a la escuela acá así que prácticamente vivo acá pero duermo allá- Dijo divertido.

–Ni siquiera te vi en el cumple de alguno de los chicos

–Tienen confianza por lo que se ve

Lo noté, ¿molesto? Antes de que pueda decir una palabra, el puso su mano sobre mi boca y yo lo miré extrañada. Llevó su dedo a la suya y se vio increíblemente sexy. Lo mire atenta y señaló su oído.

Entonces, escuche.

cambios | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora