treinta y siete

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Bufe un poco incómoda y él se acercó. Tomo mi rostro con las dos manos y dejo un beso en mi frente. Lo odiaba por ser tan lindo.

–Eu- Me dijo y levanté la mirada para encontrarme con la de él.

–Perdón- Susurró sincero y yo enseguida negué con mi cabeza: no era culpa de él.

–No es nada

– ¿Estás incómoda?

–Un poco, pero ya se me va a pasar- Confesé y el se rió.

–Vení- Me dijo y tomé su mano. Me dirigió hasta, lo que supuse que era, su habitación. Salió unos segundos y, con mucha confianza, me recosté sobre su cama.

Entró después de un rato con una bandeja en las manos. Traía dos vasos con jugo y algo para comer. Sonreí mirándolo un poco y cuando nuestras miradas se encontraron, lo largué:

–No se que hubiera pasado si tu hermana no entraba- Dije y enseguida me tape la boca.

¿Por qué no pensaba un poco más las cosas antes de expresarlas en voz alta? El se dio vuelta riendo y yo me encogí de hombros.

Me corrí hacia un lado de la cama, invitándolo. No tardo en venir y pasar su brazo por debajo de mi cabeza. Lo abracé por la cintura y cerré los ojos. No me importaba que habría pasado, solo quería estar un rato con él.

¿A quién quería engañar? Tenía la idea fija en la cabeza y rebotaba de un lado al otro. ¿Era muy pronto? No, ¿verdad? Solo nos estábamos dejando llevar y...agh.

– ¿Te preocupa?- Dijo y sentí su mirada sobre mí.

–No- Confesé sin abrir los ojos.

– ¿Te arrepentís?- Volvió a insistir y abrí mis ojos negando con mi cabeza.

– ¿Qué decís, tonto?

–No sé, viste como son las minas- Dijo gracioso y yo le pegué en el pecho. Me senté en la cama para mirarlo mejor. Él no se movió y no tuve otra opción más que ponerme a dibujar sus tatuajes en el pecho.

– ¿Te vas a quedar?- Preguntó con una cara de tierno bárbara.

Imposible negarme. El me miraba expectante, esperando mi respuesta, pero mi teléfono sonó en ese momento. Me levanté a buscarlo, lo había dejado sobre el escritorio antes de acostarme.

–Espero que no sea el pelotudo ese porque lo estampo contra la pared- Lo escuché largar un suspiro y yo reí.

Se dio vuelta, quedando de espaldas. Tomo un sorbo de jugo y se metió un bocado en la boca. Aparte mi vista negando con mi cabeza. Era un Whatsapp, claramente...de Sol.

de Sol

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Respondí rápidamente, Tomás odiaba las cosas de minas

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Respondí rápidamente, Tomás odiaba las cosas de minas.

Le mandé junto a un corazón, y dejé el teléfono sobre la mesa de luz

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Le mandé junto a un corazón, y dejé el teléfono sobre la mesa de luz.

–Che...- Le dije y se acomodó en la cama.

– ¿Me prestas algo?

– ¿Algo de qué?- Dijo confundido.

–No es muy cómodo dormir con esto.- Y apunté a mi short de jean.

Su sonrisa iluminó toda la habitación y de un salto se paró. Abrió el placard mientras yo me sentaba en la cama.

–A ver... ¿esta?- Me miró y calculo. Yo solo lo miraba.

–Nah, ya que estas solo conmigo te voy a dar una más corta- Dijo sin preocupación y yo me pare. Le saqué la remera de la mano y el bufó.

Quise seguirle un poco el jueguito, y sin pensarlo mucho, me saqué la remera para ponerme la de él. Sus ojos se abrieron sorprendidos y antes de que pueda decir algo, la acomodé bien para poder sacarme el short tranquila. Me llegaba un poco más arriba que las rodillas, y sí, me sentía cómoda.

Me acosté en la cama y me acurruqué entre las sábanas. Obviamente, no estaba hecha. El se sacó la remera y cuando apagó la luz lo sentí abrir el ropero para sacar un short de algodón. Se apretujó a mi lado después de unos segundos, y; con la mente en blanco, me dormí sobre él.

cambios | c.r.oWhere stories live. Discover now