So Extra

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Seis años después ...

Jungkook caminaba por las calles de Seúl como si estás fueran parte de su propiedad, su porte al caminar daba entender que es un hombre con confianza en si mismo; los músculos de sus brazos adornados con tatuajes se apreciaban gracias a la camiseta sin mangas que estaba usando, la cual dejaba también a la vista su cuello y parte de su pecho los cuales albergaban tatuajes que lo adornaban muy estéticamente. Sus muy trabajadas piernas llevaban cual segunda piel aquel pantalón negro que se ajustaba a la perfección dejando apreciar como se flexionan sus músculos al caminar.

Las personas a su alrededor lo miraban y dudaban si debían pagarle a tal sexy chico por deleitarlos con su presencia.

Para el pelinegro pasaban desapercibidas aquellas miradas que le lanzaban algunas personas, tanto mujeres como hombres; él tan solo caminaba hasta llegar a su destino, el cual estaba a unas seis cuadras de su nuevo local, porque sí el tatuador hace unos cuatro años atrás había cambiado de local a uno más grande puesto que los clientes a la tienda habían aumentado y necesitaba unos dos tatuadores más en el staff junto a un ambiente más grande así que ahora podía darse el lujo de atender a solo algunas personas previa cita para poder tener más tiempo libre, aunque lo hacía muy pocas veces ya que le encantaba su trabajo.

El pelinegro se sobreparó al ver que el semáforo cambio a rojo, su mirada estaba en el frente pero al sentir una penetrante mirada sobre él giró su rostro encontrándose así con los ojos marrones de una chica de escuela secundaria viéndolo fijamente. El tatuador podría aparentar ser un chico muy confiado, un bad boy, a veces hasta un play boy pero era todo lo contrario; por suerte estaba usando lentes oscuros así que rápidamente regreso su vista al frente rogando para que el semáforo cambiara rápido pero este parecía ir muy lento ¿Se habrá malogrado?

Por suerte el sonido y el vibrar de su teléfono móvil anunciando una llamada lo distrajo de su incomodidad.

-¿Amor ya llegaste?

Sonrió tan solo al escuchar aquella voz que amaba - Hola mi amor, no aún no llego pero ya estoy a tan solo dos cuadras.

-Eso es bueno... Estás a tiempo así que no hay problema.

-Todo está controlado, recojo a nuestro paquetito luego a almorzar y después nos vemos en casa.

-Jungkook ya hablamos que... - se escuchó una voz al fondo que el pelinegro no pudo comprender lo que decía - Amor, debo irme a trabajar, nos vemos en casa te amo.

-Yo también te amo - y así sin más la llamada se cortó.

Por suerte la luz del semáforo cambio a verde dándole así la implícita autorización para que siguiera con su camino olvidándose de la embobada adolescente que se desilusionó al escuchar la llamada y ver aquella reluciente alianza color plata en su dedo anular.

Al llegar a su destino se posiciono a un lado, siendo observado por el grupo de mujeres que allí estaban quienes comenzaron a murmurar, pues para el pelinegro era la segunda vez que se dirigía a dicho establecimiento por la tarde para recoger su preciado "paquete".

Un chillante sonido se escuchó resonar por todo el recinto dando así a entender que se aproximaba la avalancha de risas y alaridos de alegría; no espero mucho para ver aquella linda cabellera negra atada en dos coletas que se asomaba por la puerta mirando a todas las direcciones hasta que topo sus inocentes ojos color chocolate con los negros del tatuado quien se había quitado los lentes oscuros y le sonreía en grande.

Abrió los brazos y se acuclilló para recibir el impacto de aquel delicado cuerpo contra el suyo.

-¡Papi! ¡Papi! - chillaba contenta la niña - Viniste po mí.

Tattoo Boy © ∆ KookV ∆Where stories live. Discover now