IV

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"¿Quién es Jaskier?"

Fue lo primero que dijo Ciri al conocer a Geralt, en el momento el brujo supo esquivar el tema. La adolescente tenía muchas cosas en la cabeza para pensar en un nombre que no tenía significado en su mente, pero a pesar de las semanas que habían transcurrido la princesa seguía preguntando y eso no hacía más que ponerle los pelos de punta al alfa

- ¿Quién es Jaskier? -Pregunto por tercera vez en la cena la leoncita mientras fruncía su nariz de botón en gesto que pretendía ser intimidante, pero que a Geralt no hacía más que darle risa. Claro, si se riera.

- Come tu carne -Fue la escueta repuesta del brujo al tiempo que dejaba un gran pedazo de carne de venado en el plato de la princesa y luego uno en el suyo. Escuchó el gruñido de la adolescente y no pudo más que suspirar adivinando lo que vendría.

- ¿Quién es Jaskier?

- Come tu comida o se enfriara.

- ¡¿Quién es Jaskier?!

- ¡¿Sabes lo difícil que es conseguir carne en estos momentos?!

- ¡¿Quién es Jaskier?! -Y esa vez Ciri había hecho uso de sus poderes sin querer. Haciendo que todo a su alrededor volará y sus ojos lagrimaran. Estaba cansada de tener tantas preguntas y nada de respuestas. Nadie le decía nada y estaba empezando a hartarse de todo eso.
Ciri esperaba cualquier respuesta, cualquiera. Un grito, un regaño, un golpe. Todo menos ver como ese gran alfa se sobaba la frente devastado y se sentaba frente de ella como si un dolor enorme hubiera caído sobre sus hombros de la nada y por primera vez se sintió mal por preguntar aquello, nunca había notado el dolor que acudía al brujo cuando mencionaba ese nombre.

- ¿Para qué quieres saber? -Incluso la omega no esperaba esa respuesta ni ese tono cansado que tenía el brujo ahora al hablar, pero tenía que aprovechar ese momento y también en parte, desahogarse.

- Te escucho cuando lo dices entre sueños, como lo llamas... Sufres... Cuándo tú sufres yo también lo hago... -Confesó en tono quedito haciéndose chiquita en su lugar, cada que Geralt tenía un mal sueño y ese nombre salía de sus labios Ciri sentía cada gota de dolor que el brujo emanaba y si iba a sufrir mínimo quería saber quién era el dueño de ese nombre.

Geralt no pudo más que suspirar mientras se dejaba caer como peso muerto en su silla, estaba harto de esa situación. Sabía que la omega seguiría insistiendo y que de una u otra forma se sabría la verdad. El nombre del bardo estaba tan clavado en la mente de la princesa como en la suya.
Sabía que Ciri sentía su dolor realmente como él el suyo de manera leve, tal vez tenía que ver con todo eso de que era su niño de la sorpresa, su destino. Lo irónico es que ese niño de la sorpresa no lo había conseguido solo. No fue su idea ir al banquete. Se preguntaba si la otra mitad responsable de esa niña de la sorpresa sentiría lo mismo que ella. Si sentiría lo mismo que él. Aunque lo dudaba. Geralt sabía que era el responsable de haber roto ese lazo que parecía inexistente, pero que se sentia muy en el fondo.

- Es mi omega... -Confesó apenas en un suspiro.

Aquello se lo había estado negando mucho, realmente mucho tiempo. Lo había gruñido a los cuatro vientos y había incluso negado cualquier amistad con el omega. Sin embargo, ahí estaba.
Un alfa abatido sin saber el paradero de su omega.
Nunca imagino que incluso extrañaría la música de Jaskier.
Nunca imagino que fuera aceptar ese sentimiento que siempre había estado desde un inicio, pero después de aquel día fatal, dónde utilizó su voz de alfa contra su propio omega no había podido estar tranquilo consigo mismo.
Su lobo no dejaba de aullar dolido dentro de él por la partida de su destinado.

"Lastimamos a nuestro omega, usamos la voz en su contra, lo lastimamos"

Escuchaba dentro de sí a su lobo repetir una y otra vez y aunque trataba de callarlo era imposible.
Porque más allá de la biología alfa/omega él se había enamorado de Jaskier.
Y eso era aún peor.
No es como si le pudiera echar la culpa a la naturaleza por amar a ese estúpido bardo.
Todo había sido culpa suya, desde la primera vez que lo vió en ese bar, incluso la primera vez que lo golpeó. La terquedad y actitud positivamente molesta del omega lo había hecho encariñarse con él de poco a poco.
Al punto de no pensar dos veces en dar su vida por salvarlo a él.
Al punto de llevarlo a todas partes con él.
E incluso cuando Jaskier no lo escuchaba tarareaba las canciones que el bardo había hecho para él porque en realidad le gustaban mucho.
Pero él la había cagado y ayuentando a su omega a quien sabe donde.
Y no es como si pudiera ahora ir a buscarlo así como así.
Tenía una responsabilidad.
Una que no dejaba de mirarlo con los ojos bien abiertos.

El alfa y el omega de Rivia.Where stories live. Discover now