VII

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- ¡Jaskier! ¡Jaskier! ¡Maldita sea, Jaskier! -Gritaba la hechicera mientras corría detrás del castaño junto a Ciri. El bardo había salido disparado en cuanto le quitaron los grilletes y le dijeron que Geralt había llegado a ese pueblo y ahora tenía problemas, importándole poco sus heridas - ¿A donde se supone que vas?

- Aquí -Dijo en un suspiro cansado mientras se detenía en aquel bar de mala muerte que había sido su hogar varías semanas- Si Geralt pasó por aquí tuvo que haberse detenido en el bar de Ellen, aquí uno se entera de todo ¡Vamos! -Dijo apresurado a la alfa notando cómo está la seguía, pero una personita se quedo detrás de la hechicera, asustada. Analizó con cuidado a la niña con su mirada y apenas cayó en cuanta de quien era. Volteo a ver a Yennefer y luego a la niña aún asombrado- Es...
-
Yennefer asintió quedito.

- Sí.

Su niña de la sorpresa.
Su omega de la sorpresa.
Su niña de la sorpresa y de Geralt.
Un calorcito se instaló en su pecho.
De manera suave se acercó a la niña y se hincó en una rodilla frente de ella. Se aliso y limpio el traje lo mejor que pudo para verse como el perfecto caballero que no era y le sonreía.

- ¿Dónde están mis modales, mi lady? Soy Jaskier. -Se presentó con una sonrisa radiante en sus labios rotos y vio cómo la niña lo imitaba tímida.

- Lo sé -susurró tímida antes de que la sonrisa se expandiera por todo su rostro- Geralt me habló de ti.

- ¿En serio?

- Bueno, no. Pero escuchaba cuando hablaba de ti consigo mismo.

- Digno de Geralt.

Ambos soltaron una risa compartida y Yennefer miro con envidia y dolida esa escena. Era obvio para cualquiera que el lazo de omega y cría estaba hecho. Jaskier conectó de inmediato con la niña y no pudo evitar sentirse como una intrusa entre ellos.

- Tú sabes mi nombre, pero yo no el tuyo.

- Cirilia.

- Bien, Ciri ¿Cómo me encontraste y supiste que Geralt está en problemas ?

- Tuve una visión donde me decía que estaban en peligro y Yennefer me ayudó a encontrarlos.

En ese momento por primera ve desde hace tiempo la mirada de la alfa y el omega se conectaron en un íntimo contacto de paz y tregua. Jaskier sonrió poquito.

- No me sorprende, Yennefer es la mejor de lo mejor -Dijo mientras se levantaba y tomaba la mano de la niña- Bien, Ciri. Necesito que te quedes cerca de mío o de Yennefer, el bar en si no es malo, pero no hay que arriesgarse.

Dicho esto, el omega tomó aire le dirigió una mirada preocupada a la hechicera antes de notar cómo está apretaba la otra mano de la leoncita y sin más entraron al bar.

Todo estaba según lo recordaba, meramente tranquilo para ser un bar de mala muerte, buscó con la mirada al brujo sin encontrar nada, pero su mirada se iluminó de todas formas al ver una cabellera larga y rubia en medio de dos figuras más altas. Se alejó de la hechicera y niña para lanzarse a abrazar a la alfa rubia.

- ¡Jo! ¡No sabes cuanto te extrañé a ti y a tu mala comida! Por cierto ¿No tienes un poco? -Dijo sólo dejando de abrazar a la rubia cuando esta se apartó para servirle una cerveza y unos cuantos pedazos de pan con queso que habian sobrado los cuales se metió de inmediato a la boca no recordaba cuantos días había estado en esa cueva solo a base de agua y algunas frutas.

La rubia lo miraba sin creerlo y con notable sorpresa y más al notar las figuras que lo acompañaban. Mientras que Jaskier sólo dejo engullir cuando vió a los dos otros presente y abrazo impulsivamente al alfa peli negro.

El alfa y el omega de Rivia.Where stories live. Discover now