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Cuatro meses o un poco más había pasado desde que terminó su relación  con Auron y durante ese tiempo había conocido a una omega bastante hermosa con la que tenía muchas cosas en común.

Salían cada vez más seguido y el aroma frutal que está desprendía le parecía cada vez más agradable. Algunas veces ella se quedaba en su casa para ver películas y dormían juntos pero nada más allá de eso, Luzu no planeaba apresurarse en su nueva relación, quería llevar las cosas con calma y aumentar la confianza entre ambos.

Ese día planeaba salir con Lana a cenar, se había arreglado de una manera algo formal para impresionar y después de verse por última vez en el espejo salió de casa para ir a recoger a su acompañante.

Mientras bajaba las escaleras no pudo evitar notar como un fuerte aroma a chocolate, que sabía perfectamente a quien pertenecía, se volvía cada vez más intenso. Apretó el tabique de su nariz con sus dedos, intentando ignorar aquel impulso que le gritaba que corriera hasta el omega que desprendía aquel aroma.

—No, Luzu...— dijo para sí mismo pero no fue de ayuda, sin darse cuenta ya iba camino a la casa más peculiar que hubiera visto jamás y, tan sólo unos segundos después, ya se encontraba tocando la puerta.

Era obvio que el dueño de la casa no iba a abrir la puerta en aquel estado y menos si tenía que subir aquellas escaleras que lo llevaban al exterior.

"Tira la puerta" escucho a su lobo decir de manera repetitiva, negó con la cabeza e intento pensar en otra alternativa.

—Vegetta...— sacó el móvil del bolsillo de su pantalón y busco el número de su amigo, el cual no tardo en contestarle— Auron está en celo.

Dijo antes de que el omega del otro lado de la línea pudiera pronunciar palabra, este le contesto con un simple "enseguida voy" y colgó. No hacía falta decir más para que Vegetta fuera a ayudar, el mejor que nadie sabía lo doloroso que era para Auron el celo desde que Luzu y el se separaron.

Después de todo, ahora Auron tenía que lidiar con su celo solo, lo que para cualquier otro omega era bastante normal, para él era mucho más complicado ya que no acostumbraba tomar supresores desde que había iniciado su relación con Luzu.

Ahora su cuerpo de nuevo tenía que acostumbrarse a ellos y por eso mismo estaba teniendo problemas. Su celo se había vuelto irregular y sus feromonas eran más intensas con la intención de llegar hasta su alfa.

Aprovecho que tenía que esperar a Vegetta para llamar a Lana e inventar alguna excusa del porque no había llegado a recogerla. Odiaba mentir pero no podía decir que su antigua pareja estaba en celo y que el había reaccionado cuando se supone que no debería hacerlo.

—Hola, Luzu — saludó Vegetta con una sonrisa intentando calmar al mayor, quien parecía estar a punto de tirar la puerta.

—¿Traes los supresores? — Lo vio asentir y eso implantó una gran sensación de alivio en su pecho.

—Puedes irte si quieres, se que tienes una cita — dijo el pelinegro con una leve sonrisa, aunque le era difícil ver a sus dos amigos separados, entendía que Luzu estaba intentando salir adelante al igual que Auron.

—Esta bien, ya le he avisado que no podré asistir — dijo neutral a lo que Vegetta asintió, no estaba del todo de acuerdo en que ambos se vieran en aquella situación pero no le quedo más remedio que aceptar, sabía cuán insistente podía ser Luzu cuando quería algo.

Sacó un papel de su bolsillo donde tenía anotado el código de la puerta de Auron y ambos entraron. Mientras más bajaban el aroma se volvía cada vez más difícil de soportar para Luzu.

Llegaron hasta el final de las escaleras y buscaron al omega, quien estaba recostado en un sofá moviéndose de manera muy inquieta y gimiendo un nombre en particular. Luzu intento con todas sus fuerzas no tirarse sobre el al escucharlo pronunciar su nombre de aquella manera y se esforzó en controlar la intensidad de sus feromonas para no captar su atención.

—Auron — dijo Vegetta mientras se acercaba hasta el, tomo una botella de agua que estaba en el suelo y le dio el supresor con cuidado—, te hará sentir un poco mejor — agregó a lo que el omega soltó una risa sin ganas.

—Sabes que eso no ayuda — dijo entre jadeos y Vegetta no pudo evitar sentirse algo deprimido por la situación de su amigo.

Luzu no se había movido ni un centímetro desde que entró, el mirar de lejos le era difícil pero sabía que era lo mejor. Si se acercaba, lo más probable era que terminará dejándose llevar.

—¿Necesitas algo? — Auron negó con la cabeza y antes de irse, Vegetta lo cubrió con una manta que estaba en uno de los sofás cerca suyo— Si me necesitas, ya sabes que puedes llamarme chiqui.

—¿Vas a quedarte? — pregunto cuando estuvo lo suficientemente alejado de Auron y Luzu se limitó a asentir.

Sin más que decir Vegetta salió del bunker dejando a la antigua pareja completamente a solas, sabía muy en el fondo que se iba a arrepentir de ello después y que probablemente Auron cambiaría el código de la puerta.

Luzu se sentó en el suelo a una distancia razonable del menor mientras observaba cada uno de sus movimientos, se sentía como un acosador pero no podía evitar que su mirada le siguiera. El aroma a chocolate se hizo un poco más tenue pero el omega seguía estando tan inquieto como al principio.

—¿En serio creíste que no había percibido tu aroma a menta cuando entraste?

Esa pregunta basto para que Luzu se pusiera colorado por la vergüenza, según el había controlado bien sus feromonas. Se levantó del suelo sin saber muy bien que hacer y de momento su mejor opción era salir corriendo.

—Vete antes de que te de una ensalada de puñetazos, cerdo — se limitó a decir con un tono algo agresivo, no quería a ningún alfa cerca y menos a Luzu.

—Déjame ayudarte...— Luzu tomó valor suficiente para acercarse a auron y le dio el saco que llevaba puesto, sabía que su aroma le ayudaría a disminuir la inquietud.

Auron acepto a regaña dientes y sin decir nada más Luzu salió de su casa algo frustrado. El había provocado aquel breve encuentro y aunque intentará negarlo sabía muy bien que no sería el último.

Complicado [Finalizado]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora