◇ 09 ◇

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Se levantó a las cinco y media de la tarde gracias a que estuvo casi toda la noche conversando con Luzu por el móvil y aunque intento quedarse despierto por más tiempo, al final terminó cayendo profundamente dormido.

Ya era algo tarde así que tomó un baño rápido y en cuanto termino de colocarse los tenis, salió rápido de casa rumbo a las coordenadas que Mangel le había mandado ayer por la noche. Hubiera querido avisar al alfa que saldría ese día pero no quería que se hiciera aun más tarde por quedarse conversando con el.

Al llegar a la playa, se quedó un momento observando la pequeña casa blanca con ventanas rojas que había sido recientemente construida por su amigo pelinaranja. Era tan pequeña y acogedora que por un instante se imagino lo que sería vivir allí, frente al amplio mar azul.

—¿Auron? — la puerta de la reja se abrió dejando ver al pequeño chico de anteojos con aroma a fresas y Auron no pudo evitar que una pequeña sonrisa se formará en sus labios al verlo.

—¡Mangel! — se acercó al contrario y le dio un fuerte abrazo, rodeando su cuerpo por completo debido a lo delgado que era— siento haber llegado a esta hora, es que...bueno, me quedé dormido.

—No te preocupes, pasa — rompió el abrazo con cuidado de no lucir geosero y en cuanto Auron entro, sintió como una ola de aromas llegaba a sus fosas nasales y tuvo que respirar un par de veces de manera profunda para acostumbrarse a la intensidad de las feromonas.

—Lolito salió al pueblo a comprar unas cosas, volvera en un rato — Auron se acomodó frente a la mesa mientras Mangel le servía algo de jugo que tenía guardado en la nevera.

—Gracias — mencionó en voz baja mientras observaba como Mangel guardaba de nuevo el jugo y se sentaba en la silla frente a el.

El silencio no tardo en hacerse presente y aunque Auron quería decir algo para aliviar el aura de incomodidad que se había formado, el menor parecía tener algo que decir o eso podía deducir el psicólogo por algunos de sus movimientos y miradas discretas.

—Mangel, sabes que puedes decirme cualquier cosa...— colocó su mano sobre la del contrario y cuando este parecía a punto de hablar, el sonido de la puerta abriéndose bruscamente provocó que se alejara notoriamente del tacto del pelinegro.

—¡Mi niña! — grito emocionado Lolito mientras abrazaba fuertemente a su pareja y le daba tiernos besos en la mejilla, sin darse cuenta de que tenía a un invitado en casa hasta que este carraspeo— ¡Auron! — soltó con cuidado a su niña y se acercó a la mesa donde Auron se encontraba viendo todo con algo de incomodidad — me alegra que estés aquí.

—Aun sigo molesto contigo, cerdo — fruncio el ceño y este soltó una risa nerviosa mientras se sentaba donde anteriormente estaba Mangel.

—Oh, vamos, no exageres, yo sólo lo hice por tu bien — soltó un largo suspiro y miro de reojo a Mangel, quien se encontraba frente a una encimera cortando algunas verduras.

—Como digas — volvió a mirar a Lolito y tomó un pequeño trago del jugo que Mangel le había servido hace un momento.

—Hablo en serio, alguien debía  aclararle al tonto de Luzu que tu ya no estás interesado — la frialdad en las palabras de Lolito, hacia que su lobo y probablemente el de Mangel también, sintiera algo de miedo.

—Y, ¿qué si lo estoy? — los ojos esmeralda que se posaron sobre el eran tan fríos que rápidamente entendió que ya no debía seguir hablando del tema.

—Oh, ¿estas interesado? — Lolito se levantó de la silla de una forma lenta y ágil mientras posaba una de sus manos sobre la mesa y se inclinaba levemente sobre ella para quedar aún más cerca de Auron, quien de manera inconciente se hacía cada vez más abajo en la silla, como si tratará de esconderse.

—No...— la voz de Auron se escuchaba tan sumisa que quiso golpear a Lolito por hacerlo sentir de esa manera pero en ese momento, lo mejor era seguirle el juego.

—Mientes — la voz de Mangel se escucho por primera vez, provocando que ambos se giraran para mirarlo. Uno de ellos lo miraba expectante, esperando la razón de aquella declaración y el otro le miraba nervioso, rogando que no dijera lo que estaba pensando— Alex y yo te vimos con Luzu el otro día — levantó la vista y miro fijamente a Auron, quien no se creía lo que estaba escuchando.

—¿Es eso cierto mi niña? — pregunto Lolito con una voz mucho más tranquila y cuando este asintió, de nuevo se giró para ver al pelinegro— ¡no puedo creer que seas tan tonto Auron!

—Lolito, controla tu voz — se levantó con las piernas algo temblorosas por el miedo profundo que sentía su lobo y se alejó unos cuantos centímetros de la mesa con dirección a la puerta pero sin darle la espalda al pelinaranja.

—Quédate quieto — Auron maldijo por lo bajo cuando sintió su cuerpo frenarse de golpe y al darse cuenta de lo que Lolito había hecho, comenzó a sentirse asfixiado.

Lolito se acercó hasta el y comenzó a caminar a su alrededor de una manera bastante dominante, provocando que un escalofrío recorríera el cuerpo entero del omega. El no poder moverse era literalmente lo peor que podían hacerle al pelinegro, se sentía como si estuviera en una prisión de la que sólo podía salir si el alfa así lo deseaba.

—Vamos Lolito, podemos hablar sobre esto — el pelinaranja se detuvo frente a el y dobló un poco sus rodillas para quedar a su altura— ya no lo veré, solo por favor...déjame moverme.

—No te creo, seguro que en cuanto salgas de aquí vas a salir corriendo directamente hasta sus brazos — tomó bruscamente el cuello de la playera de Auron y lo acercó más hasta su rostro, siendo capaz de sentir su respiración chocar contra el— y eso es algo que yo no voy permitir, Auron.

El rostro asustado del pelinegro fue suficiente para que Lolito estuviera más que satisfecho, una ancha sonrisa se formó en sus labios y acto seguido empujó al contrario con la fuerza suficiente para hacerlo caer al suelo sobre su parte trasera.

—No te muevas — sentenció con su voz de mando nuevamente y salió de casa, azotando la puerta detrás suya.

Los gritos frustrados no se hicieron esperar y rapidamente busco con la mirada al único culpable de toda esa situación, el que alguna vez considero un amigo confiable y leal, ahora sólo lo miraba fríamente desde la cocina mientras encendía un cigarro:— Si no fuera porque no puedo moverme, ahora mismo reventaba toda tu puta casa.

Mangel dejó salir el humo del cigarro por su boca y sin despegar la vista del exaltado pelinegro, sacó el móvil de su bolsillo y tecleo un par de veces antes de acercarlo hasta su oído. Auron no era capaz de escuchar a la persona del otro lado de la línea pero aún así por la expresión sería de Mangel, supuso que sería alguien importante:— Lolito ya va para allá.

Complicado [Finalizado]©Where stories live. Discover now