1 - ALBA

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Alba

Siempre había sido una persona de costumbres, le encantaba la rutina. Siempre desayunaba, comía y cenaba a la misma hora, podía parecer una vida aburrida pero me gustaba vivir así. También siempre se subía al metro a la misma hora, era su medio de transporte favorito, le encantaba sumergirse en ese mundo de trenes que iban y venían. 

Y ese día no iba a ser menos, salió de casa a las 12:55 para irse a trabajar. Tras andar unos minutos, por fin estaba esperando al metro, se subió en el de las 13:10 y tras cuatro paradas se bajó, subió las escaleras y llegó al sitio en el que pasaba casi más horas que en su casa. 

Tras ocho horas de trabajo intenso, se volvió a subir en el metro de camino a casa. Allí la esperaba su gata, Queen, y la cena que se había dejado hecha por la mañana. Como siempre, se puso un capítulo de una serie mientras cenaba y después se fue a la cama. Como todos los días, Queen se hacía un ovillo a los pies de la cama, allí dormía siempre. 

A la mañana siguiente se despertó por el sonido del despertador, lo tenía programado para las 8:30, así le daba tiempo a hacer todas las cosas por la mañana. Se duchó y se preparó el desayuno. Después se preparó la comida y también la cena. Siempre la dejaba hecha para no tener que cocinar cuando llegase de trabajar. 

A las 12 se puso a comer delante de la televisión, en poco más de veinte minutos ya había devorado todo lo que había en el plato y se preparó un café. A la hora de siempre salio de casa, en dirección al metro, para ese trayecto siempre se ponía música pero ese día no se había fijado que la batería de su móvil estaba al 2%, así que antes de que acabase la primera canción se apagó. 

Así que una vez sentada en ese vagón de metro me puse a observar a todos los pasajeros. Delante había sentado una chica que se acababa de montar, tenía el pelo negro hasta los hombros, no despegaba la vista de su móvil, también llevaba auriculares y no paraba de mover el pie al son de la música que supongo que iba escuchando.

Rebusque una libreta en mi mochila y me puse a dibujarla, la pintura era mi pasión y en los días que estaba más estresada de la cuenta lo utilizaba para relajarse. Escuché el sonido de las puertas antes de cerrarse, me levanté corriendo y logré salir del vagón, por poco se me pasa la parada. Me había concentrado tanto que no me había dado cuenta de en que parada estaba. 

Llegué al trabajo todavía con el corazón en la garganta, estuve toda la jornada laboral pensando en esa chica. Quería volver a verla para acabar el dibujo, para plasmar en el papel su belleza, su aire de misteriosa que tenía. Volví a casa disfrutando del frío de la noche pero con mi cabeza echando humo. 

Al día siguiente, cogí el metro a la misma hora que siempre, esperé a la parada donde se había subido la chica al día siguiente, pero no se subió esta vez. Y si solo se había subido ese día por que iba a algún sitio concreto. Con el paso de los días perdí la esperanza de volverla a ver, había pasado más de una semana desde que la había visto. 


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Es el primero de esta historia, esta vez la protagonista es Alba, pero habrá más, que poco a poco irán saliendo en los próximos capítulos.

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La chica de los ojos verdes #AlbaliaWhere stories live. Discover now