Extra 7: El precipicio.

15.6K 1.6K 319
                                    

RECUERDO.

Mi padre se acercó a mí antes de emprender un viaje que habíamos deseado durante siglos. Posó su mano en mi hombro, tosió y su mirada era totalmente confiada, creyó en mí, supo que no lo defraudaría dejándome llevar por los vicios y debilidades que tendría al ser una persona de sangre, y hueso. Pero algo no dejaba de rondar su mente, algo que podría ser nuestro fin y destruiría cualquier posibilidad de desatar el infierno en la tierra como siempre lo habíamos deseado.

— Hijo. —Levanté la mirada.— Renaces para no ser destruido, para que hagas sufrir a todo un mundo ¿Te sientes preparado?

— Si. —Mi respuesta fue clara y no dejó nada que desear. Pero aún así, sentí que tenía dudas.

— Como te dije: Todo tiene un precio y el precio de un poder semejante, es alguien con la capacidad de destruirte. Huye de esa persona, hazlo porque será tu perdición.

— No le tengo miedo a una simple mortal, temo más decepcionarte a ti, padre.

Se sentó en su enorme silla, miró mis ojos y me señaló con el dedo. Siempre que lo hacía me recordaba que estaba olvidando algo muy importante.

— Tus sentimientos irán ligados a los de la persona que mantendrá tu cuerpo fuerte hasta el día que consigas ser el dueño absoluto de el. Tienes que evitar que conozca a la persona nacida para ser su destino y tu destrucción o no podré hacer nada para evitar que maten a mi hijo. Tu alma se convertirá en una de las que tienes a tu espalda, un alma rota y perdida.

"Un alma rota y perdida" aquellas almas que no lograron su propósito y que fueron castigadas por mi propio padre. Almas en busca de lo que las condenó al fuego del infierno: Unos por las barbaridades que hicieron, otros por amor... Por todo lo que llegaron a hacer por amor.

— Nunca seré una de estas almas padre, jamás tendrás que castigarme así.

~~~~~~~~~~~~~~

Walker estaba en mis manos. Podía sentir su corazón desgarrado por tener que decirle adiós a la maldita niña Tyler. Desde que la conoció supe que ella sería el gran problema, que tenía que deshacerme de ella y cada vez que él estaba convencido de que amarla era la solución para acabar conmigo, lo obligaba a darse cuenta de que tenía que temer, que la mataría o que simplemente él acabaría haciéndolo. Tantas idas y venidas, siempre odié no poder con lo que él sentía. Conseguía separarlos pero ella siempre lograba encontrar la manera para utilizar sus sentimientos en mi contra y retrasarlo todo un poco más.

Mi padre siempre tuvo razón, sus sentimientos humanos estaban ligados a los míos y controlarlos se hizo cada vez más difícil. A veces también sentía ganas de correr a los brazos de ella... Supe que si no detenía todo, decepcionaría a mi padre y yo, acabaría en el montón de almas perdidas del infierno con los infelices que por una razón u otra, acabaron allí.

Por fin él estaba donde yo quería. Un paso más y destruiría lo último que quedaba de él.

La bondad lo hacía débil pero el odio... el odio siempre lo hizo fuerte y no existía odio más grande que el que sentía por su familia. Utilicé todo ese odio para incitarlo a hacer lo que siempre ha querido: asesinar a su padre, hermano y madre ¿Por qué en ese orden? Era fácil adivinarlo. Su madre se quedó en la puerta mientras Walker a sus seis años de edad, ensangrentado, casi inmóvil y sin fuerzas para seguir viviendo, suplicaba por compasión de la mujer que más debió amarlo en el mundo. Vio morir su alma ante sus ojos y no movió un dedo para evitarlo. Le dijo que ella no era su madre y terminó de matarlo. Era su turno, primero mataría a quien dejó su herida abierta: Connor. Después mataría a quien le robó todo: Dylan. Y por último... mataría a quien pisoteó su alma pura y lo mató para siempre: Belinda.

Bestia. ® ||EXTRAS||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora