9. Desa

69.8K 7.2K 2.1K
                                    

VERSIÓN BORRADOR ( EN LA VERSIÓN A LA VENTA HAY ALGUNOS CAMBIOS, ESCENAS EXTENDIDAS, EPÍLOGO Y UN EXTRA)


Se ducha conmigo, aunque sé que él ya lo había hecho cuando llegó. No para de mirarme, busca algo y me debato entre decirle o no lo que hice. Lo cierto es que no quiero que ni Riah opaque lo que este día ha sido.

Conocí a muchas personas, me atreví a tocar un par de tonadas frente a más niños esta vez, algunas mujeres se acercaron al escucharme. Ayudé con labores del lugar, como en la cocina, a acomodar una habitación de recreación al lado de un par de niños mayores, lo pasamos bien porque aunque al principio se mostraron recelosos, poniendo música en mi celular y tarareando algunas canciones que pensé podrían gustarles, logramos terminar hasta bailando.

Jackson, uno de ellos, con tan solo 14 años, ayuda a su madre con sus tres hermanos. Fue más difícil con él puesto que tiene una mirada oscura, peligrosa y a la vez, cargada de tristeza, una que en muchas ocasiones me llevó a Riah, pero no me dejé amedrentar, es más alto que yo y él juró que eso me intimidaría cuando Lira le pidió ayuda, lo cierto es que acabamos haciendo un equipo increíble cuando comencé a contarles acerca de mi país, se mostró interesado de pronto, luego terminamos cantando y riendo por cualquier tontería.

Quiero regalarle una gorra, la que lleva es tan vieja, pero no deseo que piense que quiero comprar su agrado, así que por ahora me iré con tiento. Noté, durante esas horas ahí, que falta leche en polvo, pañales, biberones así que de regreso pasé a comprarlos, al día siguiente los llevaré, ya están en mi cajuela. Alimenté a un par de bebés y fue un momento tan dulce, hacen unos ruiditos tan singulares y únicos que disfruté demasiado cargándolos y arrullándolos, aunque esto último no se me da bien debo admitir. Conversé con algunas mujeres y reímos juntas, tienen situaciones tan complicadas y desoladoras, no todo me lo contaron, aun no hay confianza, pero no lo necesitan, se les nota en el semblante y duele saber a otras personas lastimadas, solas y hundidas de esa manera.

Al salir, Steve y yo nos fuimos juntos, tenía tantas preguntas pero todas se atascaban en mi garganta. Sentirme una embustera era el sentimiento que ponderaba, el más fuerte. Teniendo tanto no había hecho nada. Necesito que eso cambie ya.

Mi pecho aún en este momento, con mi marido en frente, se siente pesado, estrujado, lo observo y me pregunto... ¿cuál será su historia? Sé que él creó esta compañía que tiene, que no siempre tuvieron el dinero que ahora tienen, ni la posición, pero no habla de su niñez, de recuerdos y bueno, yo tampoco lo hago con recurrencia, no los que tienen que ver con mi familia, esos duelen sobre todo los relacionados con mamá, porque con Graco pasé de todo.

Zakariah omite y evita cualquier platica que nos lleve a momentos de su adolescencia, de su niñez, solo me dice que no desea hablar de eso, que no hay nada que decir, pero sé que hay mucho, quizá tanto que por eso no me lo dice.

—Cuéntame algo de cuando eras niño, Riah —pido logrando con ello que deje enjabonarme. Sus ojos se enganchan en los míos, ríe negando y luego me besa despacio robándome todo el aliento.

—En este momento no quiero pensar en ello, Des —argumenta sobre mi boca. Asiento sin remedio, soy consciente de que esa sería su respuesta, solo deseo confirmarla. En este momento me doy cuenta de que hay mucho más entre ambos de lo que creemos, sin embargo, mi mente vuelve al albergue.

La verdad es que no sé qué más pueda hacer, pero lo que sea está bien para mí. Por primera vez en mi vida me sentí en paz. Mis manos se sienten distintas, mi cuerpo ajeno, pero mi mente más llena que nunca. Es como si algo se estuviera abriendo en mi interior, como si un interruptor se hubiera encendido. Ahora mismo con Riah enjabonando mi cuerpo desearía apagarlo, entregarme a él como hace unos minutos y es que entre más burbujeo más lo necesito, no se excluyen sino al contrario, es como si todo creciera a la par.

Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA MÁSWhere stories live. Discover now