Pʀᴏ́ʟᴏɢᴏ

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Pequeño, tengo que irme...la guerra me espera— plantó un beso en la frente del menor y lo vio melancólico, es cierto que le daba mucho miedo no volver de la guerra, pero era su deber, tenía que defender a él y a sus ciudadanos, habían confiado plenamente en su gobierno y no los defraudaría —Nueva España está conmigo, somos invencibles— URSS sonrió —Dice que los dioses aztecas y la "virgencita" siempre nos cuidan, así que no me preocuparé de más.

Rusia río bajito,—cuidate mucho, papále dió un último abrazo y aspiro la fragancia de su padre, el siempre le decía que conquistaba muchas mujeres con la colonia aquella.

Prometo traerte la bala que te debo—URSS se puso de pie y sonrió, teniendo más balas en su bodega, Rusia a fuerzas quería una de la guerra porque tenía "historia".

¡La bala de la segunda guerra mundial!sonrió y brinco emocionado —¡Te amo papá!

Y con una sonrisa enorme en la boca y el corazón latiendo al mil salió de la habitación del pequeño
Es hora, Nueva España—habló firme al chico que se encontraba custodiando la puerta de aquella habitación.

¡Si, Señor! Aviones en posición, armas listas, artillería lista, tanques listos, misiles listos, ¡A su órden, señor!

El más alto miro su reloj en silencio y observo cómo se movían algunas manesillas de aquel aparato antiguo, —¡FUEGO! ¡MISILES CON RUMBO A BERLÍN!

El tricolor se quedó inmóvil, ¿Berlín?
¿BERLÍN? Las bombas no tenían nada que ver con Berlín, así qué ¿Qué estaba pensando URSS?

Oh no, estaban en la boca del lobo.

Mientras una luz se apagaba, otra luz comenzaba a brillar en lo más profundo del bosque.

Editado: 11/sep/20.

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